Preparación para la Consagración total a Jesús por medio de la Virgen María.
Totus tuus Virgo Marie
Consagrado:___________________________
ORACIONES DEL CONSAGRADO
Que nuestra alma sedienta acuda a esta fuente, y
que nuestra miseria recurra a este tesoro de compasión... Virgen bendita, que
tu bondad haga conocer en adelante al mundo la gracia que tú has hallado junto
a Dios: consigue con tus oraciones el perdón de los culpables, la salud de los
enfermos, el consuelo de los afligidos, ayuda y libertad para los que están en
peligro.(S. Bernardo)
1.
Magníficat
Proclama mi alma
la grandeza del señor, se alegra mi espíritu en Dios mi salvador, porque
ha mirado la humillación de su esclava. Desde hora me felicitarán todas
las generaciones, porque el poderoso ha hecho obras grandes en mi: Su nombre es
Santo y su misericordia llega sus fieles de generación en generación. El hace
proezas con su brazo: Dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a
los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel su siervo, acordándose
de su misericordia. Como lo había prometido a nuestros padres, a favor de
Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre
y al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio ahora y siempre por los
siglos de los siglos. Amen.
2.
Para pedir el amor a Jesucristo
«No espere
alcanzar misericordia de Dios quien ofenda a su Madre bendita».
Para alcanzar de
tu misericordia una verdadera devoción hacia tu santísima Madre y difundir esta
devoción por toda la tierra, concédeme amarte ardientemente, y acepta para ello
la súplica inflamada que te dirijo con san Agustín y tus verdaderos amigos:
Tú eres, oh
Cristo,
Mi Padre santo,
mi Dios misericordioso,
Mi rey poderoso,
mi buen pastor,
Mi único
maestro, mi mejor ayuda,
Mi amado
hermosísimo, mi pan vivo,
Mi sacerdote por
la eternidad,
Mi guía hacia la
patria,
Mi luz
verdadera, mi dulzura santa,
Mi camino recto,
mi Sabiduría preclara,
Mi humilde
simplicidad, mi concordia pacífica,
Mi protección
total, mi rica heredad,
Mi salvación
eterna.
¡Cristo Jesús,
Señor amabilísimo¡ ¿Por qué habré deseado durante la vida algo fuera de ti,
Jesús mío y Dios mío? ¿Dónde me hallaba cuando no pensaba en ti?
Anhelos todos de
mi corazón, inflámense y desbórdense desde ahora hacia el Señor Jesús; corran
que mucho se han retrasado; apresúrense hacia la meta, busquen al que buscan.
¡Oh Jesús!
¡Anatema el que no te ama! ¡Reboce de amargura quien no te quiera! Dulce Jesús,
que todo buen corazón dispuesto a la alabanza te ame, se deleite en ti, se
admire ante ti, Dios de mi corazón. Herencia mía, Cristo Jesús. Vive, Señor, en
mí; enciéndase en mi pecho la viva llama de tu amor, acrézcase en incendio;
arda siempre en el altar de mi corazón, queme en mis entrañas, incendie lo
íntimo de mi alma, y que en el día de mi muerte comparezca yo del todo perfecto
en tu presencia. Amén.
3. Consagración de sí mismo a Jesucristo la
Sabiduría encarnada por medio de María
¡Oh Jesús!
Sabiduría eterna y encarnada, te adoro en la gloria del Padre, durante la eternidad
y en el seno virginal de María, en el tiempo de tu Encarnación.
Te agradezco que
hayas venido al mundo, hombre entre los hombres y servidor del Padre, para
librarme de la esclavitud del pecado.
Te alabo y
glorifico porque has vivido en obediencia amorosa a María, para hacerme fiel
discípulo tuyo.
Desgraciadamente
no he guardado las promesas de mi bautismo y no soy digno de llamarme hijo de
Dios.
Por ello, acudo
a la misericordiosa intercesión de tu Madre, esperando obtener por su ayuda el
perdón de mis pecados y una continua comunión contigo, Sabiduría Encarnada.
Te saludo, pues,
¡oh María Inmaculada!, templo viviente de Dios: en ti ha puesto su morada la
Sabiduría eterna para recibir la adoración de los ángeles y de los hombres.
Te saludo, ¡oh
Reina del cielo y de la tierra!: a ti están sometidas todas las criaturas.
Te saludo,
¡refugio seguro de los pecadores!: todos experimentan tu gran misericordia.
Acepta los
anhelos que tengo de la divina Sabiduría y mi consagración total.
Consciente de mi
vocación cristiana, yo, (nombres y apellidos), pecador infiel, renuevo hoy
en tus manos mis compromisos bautismales.
Renuncio a
Satanás, a sus seducciones y a sus obras, y me consagro a Jesucristo para
llevar mi cruz con él, en la fidelidad de cada día a la voluntad del Padre.
En presencia de
toda la Iglesia, te reconozco ahora, por mi Madre y Soberana.
Te ofrezco y
consagro mi persona, mi vida y el valor de mis buenas acciones pasadas,
presentes y futuras.
Dispón de mí y
de cuanto me pertenece para la mayor gloria de Dios en el tiempo y la
eternidad.
Madre del Señor,
acepta mi oblación y preséntala a tu Hijo: si él me redimió con tu
colaboración, debe también ahora recibir de tu mano el don total de mí mismo.
Que yo viva
plenamente esta consagración para prolongar en mí la amorosa obediencia de tu
Hijo y dar respuesta vital a la misión que Dios te ha confiado en la historia
de la salvación.
Madre de
misericordia, alcánzame la verdadera Sabiduría de Dios y hazme plenamente
disponible a tu acción maternal.
Oh Virgen fiel,
haz de mí un auténtico discípulo de tu Hijo, la Sabiduría encarnada.
Contigo, Madre y
Modelo de mi vida, llegaré a la perfecta madurez de Jesucristo en la tierra y a
la gloria del cielo. Amén.
4.
Oración de confianza
Si vives tu
consagración a María, aseguras tus gracias, méritos y virtudes, constituyendo a
María en depositaria tuya y diciéndole:
«Acepta, querida
Madre y Señora mía, todo cuanto soy y todo lo bueno que he podido hacer, con la
gracia de tu querido Hijo. Soy incapaz de conservarlo, dadas mi debilidad e
inconstancia y el gran número, malicia e insistencia de mis enemigos
espirituales.
Todos los días
veo caer en el fango a los cedros del Líbano y a las águilas que volaban en
torno al sol convertirse en aves nocturnas.
Mil justos caen a
mi izquierda, diez mil a mi derecha.
¡Conserva mis
tesoros, que no me saqueen! ¡Tenme de la mano, que no caiga! ¡Defiéndeme que a
ti me he consagrado! Yo te conozco bien y en ti confío: eres la Virgen fiel a
Dios y a los hombres, y no dejas perder nada de cuanto se te confía; tú eres
poderosa, y nadie podrá hacerte daño ni arrebatarte lo que posees.»
5.
Dame Madre
Dame tus ojos,
Madre, para saber mirar, si miro con tus ojos, jamás podré pecar.
Dame tus labios,
Madre para poder rezar…Si rezo con tus labios… Jesús me escuchara.
Dame tu lengua,
Madre, para ir a comulgar, es tu lengua patena de gracia y santidad.
Dame tus manos,
Madre, que quiero trabajar, entonces mi trabajo, valdrá una eternidad.
Dame tu mano,
Madre, que cubra mi maldad, cubierto con tu manto al cielo he de llegar.
Dame tu cielo,
oh Madre, para poder gozar, si tú me das el cielo, ¿qué más puedo anhelar?
Dame a Jesús, oh
Madre, para poder amar, ésta será mi dicha por una eternidad. Amen.
6.
Bendita sea tu Pureza
Bendita sea tu
pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea, en tan graciosa
belleza. A Ti celestial princesa, Virgen Sagrada María, te ofrezco noche y día,
alma vida y corazón. Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía; mi corazón a
tus plantas pongo divina María para que a Jesús lo ofrezcas junto con el alma
mía. Amén
INTRODUCCION
EN QUE CONSISTE LA PREPARACIÓN PARA LA CONSAGRACIÓN AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA BAJO LA ADVOCACIÓN DE
LA MEDALLA MILAGROSA
El acto de Consagración, es un momento en la vida de cada ser humano,
en el que voluntariamente, ofrece todo su ser y sus circunstancias, a la
Madre de Dios y Madre Nuestra, la Sma. Virgen María, para que a través de Ella
lleguemos a Jesús nuestro Salvador.
CONSAGRAR, SIGNIFICA HACER SAGRADO ALGO.
Al ofrecer nuestra vida a la Sma. Virgen y colocarla en su Inmaculado
Corazón, hacemos una promesa de pertenencia de por vida, y esta promesa se hace
sagrada y perpetua.
El mundo y sus habitantes recorremos en estos días, caminos amargos de
dolor y desolación. Nos hemos apartado de Dios, encerrándonos en nuestro
egoísmo y soberbia. Nos hemos olvidado del mandato más importante que nos dejó
Jesús:
"Amaos los unos a los otros, como Yo los he amado."
Así, apartados de La Divina Voluntad, sufrimos hoy los dolores desgarradores
de esta soledad, provocada por nuestros errores.
Pero nosotros, por gracia de un Dios amoroso, contamos en el Cielo con
una Madre que sufre y clama por nosotros a cada instante. Que piensa en cada
uno como si fuera el único. Que se alegra con nuestras buenas obras, y se
preocupa y entristece con los pecados que cometemos.
Dios le ha concedido a la Virgen Santísima, en estos últimos
tiempos, que
sea nuestra Arca de Salvación. Que de su mano, protegidos con su manto,
y mediante el acto de consagración a su Inmaculado Corazón, retomemos ese
camino del cual nunca nos deberíamos haber apartado, el que nos lleva a Jesús y
nuestra vida eterna en el Cielo.
Por lo tanto, La Virgen Amabilísima, nos busca, nos llama, nos insta a
la conversión del corazón.
Pero no solo se queda en este pedido. Nos dice que, si nosotros
decidimos consagrarnos a Ella, este trabajo de conversión, será más rápido, más
fácil, más seguro y más corto, que si lo deseáramos hacer lejos de su afable
protección.
QUE ENTREGAMOS EN NUESTRA CONSAGRACIÓN’
Sobre todo entregamos nuestra vida y todo lo que ella incluye:
·
Nuestro
amor a Dios, mucho o poco, Ella se encargará de incrementarlo y
perfeccionarlo...
·
Nuestro
pasado, nuestro presente y nuestro futuro.
·
Nuestros
sentimientos, dolores físicos y espirituales, rencores, amarguras, alegrías,
tristezas.
·
Nuestros
sacrificios, penitencias, oraciones, actos devotos y píos.
·
Nuestros
seres queridos, cónyuge, hijos, padres, hermanos, amigos...
·
Nuestros
trabajos, empresas, obras de bien.
·
Nuestros
empleados y personas a cargo que podamos tener.
·
Nuestra
casa, auto, propiedades, bienes materiales, artículos de lujo,
confort...nuestro dinero.
·
Nuestros
pasatiempos, descansos, vacaciones.
·
Nuestros
pecados pasados, nuestros vicios y debilidades, nuestros egoísmos, soberbias y
defectos.
·
Nuestras
virtudes, dones y talentos. Nuestros conocimientos, estudios, carreras,
postgrados, doctorados.
·
Nada debemos excluir de esta lista. Ya que Ella se ofrece a
administrar santamente estos bienes nuestros, como lo hizo aquí en la tierra en
lo propio cuando vivía junto a José y a Jesús, y como lo hace actualmente con
miles de almas consagradas, que ya han confiado en sus manos su vidas y sus
actos.
¿QUÉ HARÁ MARÍA, CON NUESTRA ENTREGA?
Con nuestras vidas y todo lo que ellas incluyen bajo su
protección podremos vivir tranquilos, sabiendo que la Bendita entre
todas, la Bienaventurada ante los ojos de Dios, se encarga a partir de nuestra
consagración de organizar nuestras vidas, de manera que lleguemos lo antes posible
al destino de la santidad y salvación de nuestras almas, y la salvación y
santidad de nuestros seres queridos.
Santificará esta ofrenda hecha por nosotros y la hará llegar hasta el
mismo Jesús en una bandeja de oro. Esto quiere decir, que todo lo que entregamos
Ella lo limpiará de vicios y errores. Luego lo ofrecerá a su Hijo muy amado,
como muestra de nuestra voluntad de cambiar, de ser mejores, de aprender a amar
a Dios y a nuestros semejantes.
Jesús no detendrá mucho tiempo su mirada en esta ofrenda, más bien
perdido de amor en los ojos de Su Madre, le concederá a la Omnipotencia
Suplicante lo que está solicitando en favor de la salvación de este hijo por el
cual intercede.
Ella volverá a nosotros con un corazón nuevo. Un corazón lleno de
amor, que reemplazará al corazón de piedra que había en nuestros cuerpos hasta
antes de nuestra consagración.
Ella es la mejor evangelizadora, la mejor catequista, la mejor
formadora. No se detendrá en este camino de cambio espiritual.
Y aunque nosotros podamos olvidar la promesa sagrada que hicimos de
entregarnos todos a Ella, Ella nunca nos abandonará ni olvidará lo que
prometió en el momento de nuestra consagración:
"...Los invito a consagrarse a mi Corazón Inmaculado. Deseo que
ustedes se consagren personalmente, como familias y como parroquias, de
tal modo que todos ustedes le pertenezcan a Dios a través de mis manos... Yo no
quiero nada para mí, sino todo por la salvación de sus almas.
Satanás es fuerte y, por tanto, queridos hijitos, ustedes, por medio de la
oración constante, apriétense fuertemente a mi corazón maternal. Gracias por
haber respondido a mi llamado!"
Octubre 25 de 1988 – Revelación
de la Virgen Reina de la Paz, en su aparición de Medjugorje.
EL ESPÍRITU DEL MUNDO
Oración para los primeros días preliminares: Veni
Creator Spiritus
Ven Espíritu creador; visita las almas de tus fieles.
Llena de la divina gracia los corazones que Tú mismo has creado.
Tú eres nuestro consuelo, don de Dios altísimo, fuente viva, fuego, caridad y espiritual unción.
Tú derramas sobre nosotros los siete dones; Tú el dedo de la mano de Dios,
Tú el prometido del Padre, pones en nuestros labios los tesoros de tu palabra.
Enciende con tu luz nuestros sentidos, infunde tu amor en nuestros corazones
y con tu perpetuo auxilio, fortalece nuestra frágil carne.
Aleja de nosotros al enemigo, danos pronto tu paz,
siendo Tú mismo nuestro guía evitaremos todo lo que es nocivo.
Por Ti conozcamos al Padre y también al Hijo y que en Ti,
que eres el Espíritu de ambos, creamos en todo tiempo.
Gloria a Dios Padre y al Hijo que resucitó de entre los muertos,
y al Espíritu Consolador, por los siglos infinitos.
Amén.
Ven Espíritu creador; visita las almas de tus fieles.
Llena de la divina gracia los corazones que Tú mismo has creado.
Tú eres nuestro consuelo, don de Dios altísimo, fuente viva, fuego, caridad y espiritual unción.
Tú derramas sobre nosotros los siete dones; Tú el dedo de la mano de Dios,
Tú el prometido del Padre, pones en nuestros labios los tesoros de tu palabra.
Enciende con tu luz nuestros sentidos, infunde tu amor en nuestros corazones
y con tu perpetuo auxilio, fortalece nuestra frágil carne.
Aleja de nosotros al enemigo, danos pronto tu paz,
siendo Tú mismo nuestro guía evitaremos todo lo que es nocivo.
Por Ti conozcamos al Padre y también al Hijo y que en Ti,
que eres el Espíritu de ambos, creamos en todo tiempo.
Gloria a Dios Padre y al Hijo que resucitó de entre los muertos,
y al Espíritu Consolador, por los siglos infinitos.
Amén.
La primera parte de la preparación se deberá emplear en vaciarse del
espíritu del mundo, que es contrario al espíritu de Jesucristo. El espíritu del
mundo consiste en esencia en la negación del dominio supremo de Dios, negación
que se manifiesta en la práctica del pecado y la desobediencia; por tanto es
totalmente opuesto al espíritu de Jesucristo, que es también el de María,
nuestra primera parte consistirá en conocer que es lo que se llama “el espíritu
del mundo” y para eso es importante que profundicemos en lo que el magisterio
dela iglesia enseña sobre el comienzo de ese espíritu del mundo.
¿PORQUE CREEMOS? ¿PARA QUE CREEMOS? Tal vez sea una pregunta que todo
creyente deba hacerse, no es suficiente con creer, es indispensable darle
razones a nuestra fe, no solo se cree por miedo al infierno ni por mera
tradición y costumbre, mucho menos por temor a la muerte...o mas que a la
muerte, a lo que ella se sucede; la fe es mas que eso, y la nuestra es una con
argumentos suficientes que todos por nuestro bautismo deberíamos manejar,
conocer, apropiarnos y después, si son suficientes, amar.
HISTORIA DE LA SALVACION
1. Creación de los Ángeles: Hijos de Dios, Por su
naturaleza espiritual pura. Son seres dotados de una inteligencia muy
superior a la del hombre. Esa capacidad les permite conocer plenamente la
Verdad y el Bien. El total conocimiento de la Verdad, los hace
seres completamente libres. Por tanto, tienen la posibilidad de elegir a
favor o en contra del Bien que ellos conocen perfectamente. Están unidos a Dios
mediante el amor consumado, que brota de "ver de continuo la faz del
Padre" (cf. Mt 18-10); ese ver continuamente a Dios, es la
manifestación más alta de la adoración a Dios; constituyen
la litúrgica celeste
2. Pecado de los Ángeles o caída: Los ángeles, seres sumamente inteligentes, poseen también una
gran libertad, que algunos utilizaron contra Dios y contra su plan de salvación
con respecto a los hombres, Encabezados por el arcángel Luzbel, una cuarta
parte de los ángeles o espíritus buenos rechazan a Dios, y su líder (Luzbel)
lleno de orgullo y soberbia quiere ocupar el puesto de su padre, de su Dios y
Creador. Como se saben con capacidades,
se llenaron de un gran orgullo y soberbia y eligieron volverse contra Dios.
Porque ellos están plenamente conscientes de la magnitud de su decisión, -que
no es producto de un error o de una debilidad, como en el caso de los hombres;
- su rebeldía y opción contra Dios son radicales e irrevocables.
La caída de los ángeles rebeldes, con el consiguiente estado de
condena, consiste en la libre elección hecha por aquellos espíritus creados,
los cuales radical e inequívocamente han rechazado a Dios y su reino, usurpando
sus derechos soberanos y tratando de trastornar la economía de la salvación y
el ordenamiento mismo de toda la creación. à La Iglesia enseña que el diablo
(Satanás) y los otros demonios "han sido creados buenos por Dios pero se
han hecho malos por su propia voluntad" El pecado ha sido tanto más
grande cuanto mayor era la perfección espiritual y la perspicacia cognoscitiva
del entendimiento angélico, cuanto mayor era su libertad y su cercanía a Dio
3. Creación del mundo y del hombre: Dios en un acto de pura misericordia y amor, crea al mundo, y
allí coloca al hombre y a la mujer, ellos gozan del Paraíso que no es otra cosa que la presencia de Dios, la
ausencia del dolor y la inmortalidad, El paraíso, que en ese caso es el
paraíso terrenal, denota esa situación de armonía con Dios, armonía con la
naturaleza, armonía con los demás seres humanos y armonía dentro de sí mismo. Dios
hace al hombre inmortal, pero le advierte que el día que se desobedezcan ese
día morirán, esto no es otra cosa más que si la consecuencia del pecado
es la muerte, es porque antes la muerte no tenía poder en el hombre y la mujer.
4. Caída del hombre o pecado original: El hombre y la mujer, tentados por Luzbel
en la figura bíblica de la serpiente en el libro génesis, Pecan y desobedecen a
su Padre, de su Dios y Creador, queriendo igualarlo " Entonces
la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que
comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como
Dios, " (Gn 3, 4-5)
Tras la caída y el pecado, el hombre y la mujer, pierden
el Paraíso.
5. Perdón y elección de un pueblo para entregar el Paraíso: Dios, pese a la falla cometida por los
hombres, le concede su perdón, el hombre y la mujer fueron perdonados por Dios,
cosa que no paso con los ángeles pecadores, pero ese perdón se
alcanza poco a poco... Dios elige a Abraham, un hombre anciano y sin tierra y
le hace una promesa... "De tí sacaré un gran pueblo y les entregaré una tierra".
( Génesis 12, 2-3). Tras la elección de Abrahan, y en el, de su descendencia,
(es decir su hijo Isaac y su nieto Israel y los 12 bisnietos Rubén, Simeón, Leví, Judá, Isacar y Zabulón, Dan y Neftalí, Gad y Aser, José y Benjamín)
5. Moisés: Israel
llega con sus hijos y descendencia a Egipto en un momento de escases, allí se instalan
pero tras multiplicarse son esclavizados, Dios entonces acorde a la promesa
hecha a Abraham, envía un hombre que los libera de Egipto y les recuerda la
promesa de una "tierra rica... un paraíso"
6. Reyes, sacerdotes y profetas: Tras organizarse como un pueblo, surgen reyes, sacerdotes y
profetas que encaminan al pueblo al cumplimiento de unas normas para poder
alcanzar la definitiva tierra de la promesa, Entre los reyes famosos en el
pueblo escogido por Dios están Saúl, David y Salomon: Entre los sacerdotes
están Aaron y los hombres de la tribú de Leví: Y entre los profetas están
Jeremías, Isaías, Ezequías... Todos estos personajes guiaban al pueblo y
acompañaban al pueblo recordando la promesa.
7. Sacrificios de sangre: Ya vimos que la consecuencia del pecado es la muerte, sin
embargo la misericordia de Dios, posibilita vida al hombre, es así, como la
vida del pecador era "salvada" o "redimida" por la vida de
un animal, cuando un hombre peca por consecuencia del pecado debe morir, pero
si llevaba al templo un animal, el sacerdote lo sacrificaba y la sangre de ese
animal, valía por la vida del pecador, la sangre del animal se rociaba sobre el
pueblo, y cada vez que el hombre peca, debe "salvar" su vida"
con la sangre, así la Sangre, limpia el pecado y salva al pecador.
8. LA SANGRE DEL CORDERO QUE QUITA EL PECADO DEL MUNDO:
CIC 422. “Pero,
al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer,
nacido bajo la ley, para rescatar a los que se hallaban bajo la ley, y para que
recibiéramos la filiación adoptiva” (Ga 4, 4-5). He aquí “la Buena Nueva de
Jesucristo, Hijo de Dios” (Mc 1, 1): Dios ha visitado a su pueblo (cf. Lc 1,
68), ha cumplido las promesas hechas a Abraham y a su descendencia (cf. Lc 1,
55); lo ha hecho más allá de toda expectativa: El ha enviado a su “Hijo amado”
(Mc 1, 11).
CIC 430 Jesús quiere
decir en hebreo: “Dios salva”. En el momento de la anunciación, el ángel
Gabriel le dio como nombre propio el nombre de Jesús que expresa a la vez su
identidad y su misión (cf. Lc 1, 31). Ya que “¿Quién puede perdonar pecados,
sino sólo Dios?”(Mc 2, 7), es él quien, en Jesús, su Hijo eterno hecho hombre
“salvará a su pueblo de sus pecados” (Mt 1, 21). En Jesús, Dios recapitula así
toda la historia de la salvación en favor de los hombres.
9. LA CRUZ SIGNO DE SALVACION: Pues la predicación de la cruz es una necedad para los que se
pierden; mas para los que se salvan - para nosotros - es fuerza de Dios. -I
Corintios 1,18
La revelación del amor perfecto es la cruz mientras que la
resurrección es su victoria. La cruz le costó a Jesús inmensos sufrimientos que
aceptó libremente por nosotros, es el instrumento de salvación y el medio a
través del cual nos devuelve la felicidad eterna del cielo, vence la muerte y
el pecado.
Nosotros predicamos a un Cristo crucificado: escándalo para los
judíos, necedad para los gentiles; mas para los llamados, lo mismo judíos que
griegos, un Cristo, fuerza de Dios y sabiduría de Dios. -I Corintios 1,23-24
10. LA IGLESIA, SUCESORA Y ENCARGADA DE LA OBRA DE LA SALVACION
El
diablo: Príncipe del espíritu de este mundo
En el Nuevo
Testamento se
explica el origen del Diablo como uno de los ángeles de Yahvé que se hizo malvado (Juan 8:44). Se infiere que es una criatura espiritual
de la familia Angélica de Yahvé Dios (Job 1:6). Según manuscritos antiguos (como la Biblia
Vulgata Latina de San Jerónimo), el nombre real de él en el cielo era Lucifer y
se le cambió el nombre a Satán (adversario) por estar en contra de Dios, a
causa del deseo por la adoración que todas las criaturas inteligentes rendían
al Creador (Mateo4:9). Según Ez. 28: 12-15, era el ángel
(querubín) que guardaba el trono del Dios Yahvé, pero por su orgullo de querer
convertirse en otro dios fue arrojado del cielo junto a una tercera parte de los ángeles (Ap 12:3-4).
San Agustín (354-430), decía que “el Diablo estuvo en la verdad, pero
no perseveró. Su defecto no estuvo en su naturaleza sino en su voluntad”. (Ezequiel
28, 14- 18) Su caída se debió a tres razones:
1. Su propio orgullo, cuando se quiso igualar a
Dios. Al respecto, escribía el profeta Ezequiel: “Tu belleza te llenó de
orgullo, tu esplendor echó a perder tu sabiduría” (28,17). La misma opinión tiene
San Pablo (1Timoteo 3,6).
2. La envidia y los celos que sitió cuando el
Creador decidió hacer al hombre a su “imagen y semejanza” (Sabiduría 2,23-24).
Una vez el Diablo cayó en su falta, persuadió a otros ángeles a
seguirlo. Según la Biblia fue una tercera parte de ellos (Apocalipsis 12,4;
Daniel 8,10). San Macario (290-347), afirmaba que los ángeles rebeldes “son tan
numerosos como las abejas”; y San Atanasio, patriarca de Alejandría (295-373),
hablaba que el espacio está repleto de demonios. Desde entonces no hubo lugar
para estos espíritus del mal en el cielo (Apocalipsis 12,8); teniendo como
morada dos lugares:
- El infierno o gehenna (en griego): Donde el fuego nunca se
apaga (Mateo 5,22; 13,49-50; Marcos 9,43-48); llamado también como el abismo
(Lucas 8,31; Apocalipsis 11,7; 17,8; 20,1-3); horno de fuego (Mateo 13,42);
lugar de tormento (Lucas 16,28) y de tinieblas (Mateo 8,12).
Porque “Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que los arrojó
al infierno y los dejó en tinieblas; encadenados y guardados para el juicio”
(2Pedro 2,4;Judas 6). Desde allí el “reino de los cielos” y el “reino del
averno” tienen varias diferencias: del primero es luz, bien, amor, felicidad y
sabiduría; del segundo, oscuridad, mal, odio, amargura y confusión.
- Satanás y sus ángeles fueron lanzados a la tierra (Apocalipsis
12,9).
Por eso, Jesús lo llama como “príncipe de este mundo” (Juan 14,30;
16,11); para San Pablo es “el dios de este mundo” (2Corintios 4,4); que junto
con los espíritus del mal habitan en el aire (Efesios 2,2) o en el cielo
(Efesios 6,12).
Todo el mundo yace en poder del Maligno (1Juan 5,19); no porque
lo haya creado, sino porque está lleno de pecado y pecadores (Génesis
6,5-6.11-12; 7,1; 8,21; Eclesiastés 4, 1-3); el mundo viene de Dios, y lo mundano
del Diablo (1Juan 2,16).
En el catecismo de la Iglesia católica se habla más específicamente de
este pecado y la caída en los numerales 390 a 395
Respecto al pecado de los hombres nos dice el catecismo de la Iglesia:
La prueba de la libertad
396 Dios creó al hombre a su imagen y lo estableció en su
amistad. Criatura espiritual, el hombre no puede vivir esta amistad más que en
la forma de libre sumisión a Dios. Esto es lo que expresa la prohibición hecha
al hombre de comer del árbol del conocimiento del bien y del mal, "porque
el día que comieres de él, morirás sin remedio" (Gn 2,17).
"El árbol del conocimiento del bien y del mal" evoca simbólicamente
el límite infranqueable que el hombre en cuanto criatura debe reconocer
libremente y respetar con confianza. El hombre depende del Creador, está
sometido a las leyes de la Creación y a las normas morales que regulan el uso
de la libertad.
El primer pecado del hombre
397 El
hombre, tentado por el diablo, dejó morir en su corazón la confianza hacia su
creador (cf.Gn 3,1-11) y, abusando de su
libertad, desobedeció al mandamiento de Dios. En esto consistió el
primer pecado del hombre (cf. Rm 5,19). En adelante, todo pecado será
una desobediencia a Dios y una falta de confianza en su bondad.
398 En este
pecado, el hombre se prefirió a sí mismo en lugar de Dios, y por ello despreció
a Dios: hizo elección de sí mismo contra Dios, contra las exigencias de su
estado de criatura y, por tanto, contra su propio bien. El hombre, constituido
en un estado de santidad, estaba destinado a ser plenamente
"divinizado" por Dios en la gloria. Por la seducción del diablo quiso
"ser como Dios" (cf. Gn 3,5), pero "sin Dios, antes
que Dios y no según Dios" (San Máximo el Confesor,Ambiguorum liber: PG 91,
1156C).
399 La Escritura
muestra las consecuencias dramáticas de esta primera desobediencia. Adán y Eva
pierden inmediatamente la gracia de la santidad original
(cf. Rm 3,23). Tienen miedo del Dios (cf.Gn 3,9-10) de quien han
concebido una falsa imagen, la de un Dios celoso de sus prerrogativas
(cf.Gn 3,5).
410 Tras
la caída, el hombre no fue abandonado por Dios. Al contrario, Dios lo llama
(cf. Gn 3,9) y le anuncia de modo misterioso la victoria sobre el mal
y el levantamiento de su caída (cf. Gn3,15). Este pasaje del Génesis ha
sido llamado "Protoevangelio", por ser el primer anuncio del Mesías
redentor, anuncio de un combate entre la serpiente y la Mujer, y de la victoria
final de un descendiente de ésta.
411 La
tradición cristiana ve en este pasaje un anuncio del "nuevo Adán"
(cf. 1 Co 15,21-22.45) que, por su "obediencia hasta la muerte
en la Cruz" (Flp 2,8) repara con sobreabundancia la desobediencia de
Adán (cf. Rm 5,19-20). Por otra parte, numerosos Padres y doctores de
la Iglesia ven en la mujer anunciada en el "protoevangelio" la madre
de Cristo, María, como "nueva Eva". Ella ha sido la que, la primera y
de una manera única, se benefició de la victoria sobre el pecado alcanzada por
Cristo: fue preservada de toda mancha de pecado original (cf. Pío IX: BulaIneffabilis
Deus: DS 2803) y, durante toda su vida terrena, por una gracia especial de
Dios, no cometió ninguna clase de pecado (cf. Concilio de Trento: DS 1573).
412 Pero,
¿por qué Dios no impidió que el primer hombre pecara? San León Magno
responde: "La gracia inefable de Cristo nos ha dado bienes mejores que los
que nos quitó la envidia del demonio" (Sermones, 73,4: PL 54, 396). Y
santo Tomás de Aquino: «Nada se opone a que la naturaleza humana haya sido
destinada a un fin más alto después de pecado. Dios, en efecto, permite que los
males se hagan para sacar de ellos un mayor bien. De ahí las palabras de san
Pablo: "Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia"
(Rm 5,20). Y en la bendición del Cirio Pascual: "¡Oh feliz culpa que
mereció tal y tan grande Redentor!"» (S.Th., 3, q.1, a.3, ad 3: en el
Pregón Pascual «Exultet» se recogen textos de santo Tomas de esta cita).
413 "No
fue Dios quien hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de los
vivientes [...] por envidia del diablo entró la muerte en el
mundo" (Sb 1,13; 2,24).
414 Satán o
el diablo y los otros demonios son ángeles caídos por haber rechazado
libremente servir a Dios y su designio. Su opción contra Dios es definitiva.
Intentan asociar al hombre en su rebelión contra Dios.
415 "Constituido
por Dios en la justicia, el hombre, sin embargo, persuadido por el Maligno,
abusó de su libertad, desde el comienzo de la historia, levantándose contra
Dios e intentando alcanzar su propio fin al margen de Dios" (GS 13,1).
416 Por
su pecado, Adán, en cuanto primer hombre, perdió la santidad y la justicia
originales que había recibido de Dios no solamente para él, sino para todos los
humanos.
417 Adán
y Eva transmitieron a su descendencia la naturaleza humana herida por su primer
pecado, privada por tanto de la santidad y la justicia originales. Esta
privación es llamada "pecado original".
418 Como
consecuencia del pecado original, la naturaleza humana quedó debilitada en sus
fuerzas, sometida a la ignorancia, al sufrimiento y al dominio de la muerte, e
inclinada al pecado (inclinación llamada "concupiscencia").
419 «Mantenemos,
pues, siguiendo el Concilio de Trento, que el pecado original se transmite,
juntamente con la naturaleza humana, "por propagación, no por
imitación" y que "se halla como propio en cada uno"» (Pablo
VI, Credo del
Pueblo de Dios, 16).
420 La
victoria sobre el pecado obtenida por Cristo nos ha dado bienes mejores que los
que nos quitó el pecado: "Donde abundó el pecado, sobreabundó la
gracia" (Rm 5,20).
421 "Los
fieles cristianos creen que el mundo [...] ha sido creado y
conservado por el amor del Creador, colocado ciertamente bajo la esclavitud del
pecado, pero liberado por Cristo crucificado y resucitado, una vez que fue
quebrantado el poder del Maligno..." (GS 2,2).
LA SOBERBIA: EL PECADO DEL MUNDO QUE NOS
APARTA DE DIOS (PECADO ORIGINAL)
Soberbia y orgullo son
propiamente sinónimos aún cuando coloquialmente se les atribuye connotaciones
particulares cuyos matices las diferencian. La soberbia es el más grave pecado
contra Dios, contra el prójimo y contra sí mismo. El hombre se hace autónomo
desconociendo su condición de creatura; fue además el primer pecado que se
cometió con Satanás que se reveló contra Dios llevando se consigo a otros
ángeles, y el mismo, ya en el tiempo del hombre, lo llevó al primer
pecado de rebeldía, de autonomía, de auto dependencia, de autodominio.
La
soberbia está a la raíz del pecado original y por eso es la fuente y raíz de
todos los pecados, y es por lo tanto la puerta para todo otro pecado; por eso
también es el primer pecado capital. (Gn. 3) Vanidad, vanagloria, sobre
autoestima, ostentación, hipocresía, jactancia, celos, violencia, rencores,
prepotencia, son algunos de los vicios que engendra la soberbia. Mientras más
se tenga en el corazón es mayor fuente de pecados: los humildes pecan poco, los
soberbios demasiado.
LA
ESTRATEGIA DEL DIABLO.
El
diablo nos conoce, conoce nuestras flaquezas, nuestras debilidades y sabe en
qué y en donde somos más vulnerables y siempre estará atento a sorprendernos en
nuestra debilidad, es como el que va a jugar un partido de futbol, debe conocer
a su adversario, sus flaquezas, sus limitaciones etc. Estamos en guerra, y
luchamos cada batalla. Cada vez que estamos expuestos a una tentación, una
batalla se inicia entre la legión angelical y la legión diabólica, el resultado
dependerá de donde nos encontremos y de qué lado nos ponemos, esto define el
resultado final, si nos inclinamos al mal estaremos del lado del diablo y de su
legión, No podemos jugar en ambos bandos.
Sirviéndose
de algunas actitudes y posiciones que
nos llevan a la soberbia:
· Sentido
de Identidad o identificación.
· Sentido
de posesión o dueño de algo o alguien
· Sentirse
superior.
· Sentirse
con derechos adquiridos
· Sentirse
indispensable, único etc.
· Tener
la Razón.
El
diablo hace de las suyas, de manera especial con el sentido de identificación
que permite identificarnos con alguien, algo y nos da un sentido de
pertenencia, por ejemplo yo soy Hernando, yo soy Colombiano, yo soy ingeniero,
etc. Y con cada “etiqueta que nos agregamos afianzamos ese sentido de
identidad, tenemos muchas dependiendo de muchas cosas a que grupos
pertenecemos, y con que nos identificamos (católicos, y dentro del catolicismo
a que comunidad etc., etc.)
El
Sentido de posesión nos hace “dueños” de algo o alguien, podemos ser dueños de
bienes materiales como una casa, un carro y tomamos como propios nuestra esposa
o esposo, nuestros hijos, o pueden ser bienes no materiales como sentirnos
dueños de la “verdad, del conocimiento absoluto en un tema etc.
El “sentirse
Superior a”, nos hace creer que tenemos más privilegios que los demás, mas
sabiduría, más conocimiento, más santidad, mayores abolengos, etc.
Ahora
vamos a revisar la estrategia diabólica en el caso de la soberbia y
como aprovecha cada identificación nuestra frente al mundo.
Muchos
de los conceptos que traigo arraigados dentro de mí, obedecen a conceptos de
separación, mientras más me sienta separado de los demás más oportunidades
tiene Satanás de usarla en mi contra. Es allí donde empezamos a equivocarnos.
Para
comenzar mi identidad personal y cada “YO SOY” que utilizamos inicia este
proceso, es la forma como nos sentimos individuales y separados de los demás.
El
Yo soy Hernando, Yo soy Ingeniero, soy católico, soy carismático o pertenezco a
la comunidad X o Y, hincha del Barcelona, etc. Esto, crea una identificación
única y concreta de mí ser, pero a su vez me separa de los demás. Con cada “yo
soy” que agregamos a la lista, más barreras colocamos entre nosotros y los
demás.
La respuesta de Dios contra la Soberbia: El nos ha dicho “yo soy la verdad y la vida y
soy el único camino para llegar al padre, por ello la unión en Cristo nos
permite salvar todos los obstáculos que nos crean los conceptos de
identificación y de separación del prójimo.
Comencemos con: Romanos 12, 5 “sí también nosotros, siendo
muchos, no formamos más que un solo cuerpo en Cristo, siendo cada uno por
su parte los unos miembros de los otros. “
Igualmente en 1 Corintios 10, 17 encontramos: “Porque aun siendo
muchos, un solo pan y un solo cuerpo somos, pues todos participamos
de un solo pan.”
Una y otra vez la Biblia nos muestra como somos Uno solo en Cristo y
que nuestro concepto de separación obedece a una estrategia, del
demonio, en donde desde la misma creación del mundo con la caída de
Lucifer, se inicio el proceso de la separación del creador.
Por tanto debemos empezar a No crear escusas para
sentirnos separados de los demás, por el contrario debemos estimular nuestra
mente a encontrar similitudes con los hermanos para sentirnos más unidos a
ellos.
El Espíritu de Dios
Como hemos visto
el Espíritu del mundo o espíritu del mal no son creación de Dios, son la
consecuencia natural de la desobediencia y del pecado. El demonio, primer
pecador, padre de la mentira y de la soberbia es el enemigo del bien, del amor,
de Dios y es el enemigo del hombre, por eso su tarea no termina, por el
contrario se perpetuará hasta el final de los tiempos cuando finalmente sea
expulsado al fuego eterno por San Miguel y los Ángeles fieles a Dios. (Ap 20,
10)
La historia de
la fe está llena de misterios, misterios que no pueden ser entendidos
fácilmente por la mente humana, misterios que se salen de la razón, el misterio
de Dios, será siempre para el hombre eso, un misterio; lograr comprender por
ejemplo las motivaciones por las que Dios quiso generosamente crear al hombre y
para él todo lo que lo rodea no puede sino entenderse desde el corazón, desde
el amor y como el hombre está tan frio, tan apartado de ese sentimiento y
principal mandamiento por eso se siente desmotivado y en cierta medida olvidado
por su hacedor.
Estamos en un
mundo marcado por la cultura de la muerte. Las constantes manifestaciones de
rupturas consigo mismo (manifiestas en el aumento de depresiones, soledad,
tristeza, y sin sentido, búsquedas desenfrenadas de falsas seguridades), y
rupturas con los demás, (traducidas en violencia, delincuencia, terrorismo,
guerras, entre otras); no tienen otra causa que la ruptura frontal con Aquel
que nos creó y nos conoce plenamente: Dios mismo. El anhelo de infinito que
cada hombre experimenta en lo más profundo de su corazón fracasa al cerrarle la
puerta al Único que puede saciar esa nostalgia de eternidad.
En la historia
de la humanidad siempre han estado aquellos que niegan explícitamente a Dios,
los denominados ateos; otros que crean dioses a sus medidas trayendo como
consecuencia visiones reducidas de Dios. En nuestros días percibimos –por el
avance del secularismo– la ausencia de Dios en las estructuras sociales.
Consecuentemente la moralidad y responsabilidad personal, social y
trascendental se va acabando, lo mismo
que el conocimiento de las verdades de fe, que no son exclusivas de la Iglesia
o religión alguna, sino una ley natural inscrita en el corazón del hombre.
“Se desvanece a
ojos vistos y con creciente rapidez la concepción de que los hombres son
culpables. La idea de pecado, hasta hace
poco central en la teología moral, se
presenta hoy como una exótica reliquia medieval y el pecador no tiene a veces
más sustancia corpórea que la que pueda tener el fantasma de un viejo
castillo.”
Ante este
panorama, los católicos enfrentamos la urgencia de hacer una opción clara y
decidida por anunciar con sólidos argumentos que Dios existe y está muy cerca
de cada uno de nosotros, y que además nos pide un estilo de vida concorde a la condición de hijos suyos.
Somos libres y
como tales podemos hacer uso de nuestra vida según el parecer que se quiera, el
camino de la salvación es pues, una propuesta de Dios, -y la mejor obviamente-,
sin embargo “la respuesta negativa es una de las dos posibilidades frente al
reto del bien y del mal, uno de los dos
caminos por los que hay que decidirse inevitablemente a la hora de empeñar la
libertad.”
La historia del
hombre ha girado siempre en torno a ese Tú que es Dios, -y que crea, que ama,
que perdona- y ese yo –que olvida, que peca, que es infiel- y es que la lucha
que tenemos es grande y es una lucha de inteligencias en la que no estamos
solos, Dios esta con nosotros, y es El quien nos guía y nos da su apoyo
constante como un padre o una madre esmerado
que no quiere que nadie se pierda si no que todos nos salvemos lleguemos al
conocimiento de la verdad. (1Tm 2, 4)
Dios se comunica
a su creación de tal suerte, que al salir personalmente de si mismo, asume una
realidad creada y la hace suya, se encarna en María, de tal forma que el mundo
de la redención está incluido en el de la Creación, como el mundo de la
creación está incluido en el mundo de la redención.
Por eso Cristo
luego de dar su vida por los hombres, por su salvación y tras resucitar encomienda
a sus apóstoles la misión de anunciar la buena Nueva de la salvación; pues
Cristo ha de venir nuevamente como lo proclamamos en el credo “Creo que Cristo
a de venir a Juzgar a vivos y muertos y su reino no tendrá fin” «Los discípulos
gozaron de las apariciones del resucitado. Mas ninguna de ellas es la última,
venida en majestad del Hijo del Hombre.» Tras la resurrección de Cristo los
discípulos no se sentarán en doce tronos para juzgar a las tribus de Israel, su
misión ha de ser la de predicar, bautizado y dar testimonio de Jesús como
mesías vivo y resucitado hasta que el vuelva; este bautismo otorga, no sólo el
perdón de los pecados, sino también el don del Espíritu Santo, como anticipo de
los bienes del Reino inminente. El Espíritu de Dios es el que nos eleva a las
cosas celestiales, a buscar lo bueno, lo que agrada, lo perfecto, es la
búsqueda que todas las personas tenemos por la verdad y la justicia.
El Espíritu de
Dios viene en ayuda de nuestra debilidad cada vez que clamamos con voz de confianza
al Padre, (Rm 8, 26) ese espíritu de Dios se fortalece con la frecuencia en los
sacramentos de manera especial la Confesión y la Eucaristía.
SACRAMENTOS
Medios
de salvación
Si buscamos en la Biblia la palabra "sacramento" no
la encontraremos, por lo menos en el sentido que hoy le damos. Pero esto no
quiere decir que no tengan fundamento bíblico. De hecho todos ellos fueron
instituidos por Nuestro Señor Jesucristo.
Los sacramentos, como hoy los presenta la Iglesia son: Actos
salvadores de Cristo, que la Iglesia comunica al hombre mediante signos
sensibles.
Cristo ha dispuesto en la Iglesia que el instituyó para prolongar su
obra salvadora los sacramentos que son
signos sensibles que nos confieren
la gracia o amistad con Dios, son como canales que nos traen ayuda divina para
lograr de una manera más fácil la santificación y la salvación.
¿ Y qué quiere decir "signo sensible"?. Un signo
sensible es un símbolo. Y un símbolo es una expresión figurada y visible o
representación sensible, de una realidad invisible. El valor de un símbolo no
está en lo que él es de por sí, sino en lo que indica, en lo que representa.
No son simples ceremonias. Ordenados a la santificación de los
hombres, a la edificación del cuerpo de Cristo y a dar culto a Dios, los
sacramentos no solo suponen la fe, sino que también la fortalecen, la alimentan
y la expresan con palabras y acciones; por eso se llaman sacramentos de la fe.
Los sacramentos nos dan o aumentan la Gracia Divina.
Son siete los sacramentos, a saber: Bautismo, Confirmación,
Eucaristía, Confesión, Unción de los enfermos, Orden sagrado, Matrimonio; están
divididos de la siguiente manera
Sacramentos de Iniciación: Bautismo, Confirmación, Eucaristía.
Sacramentos de curación: confesión, Unción de los enfermos.
Sacramentos al servicio de la comunión y la misión de los fieles:
Orden sagrado, Matrimonio.
a) Los
sacramentos ayudan a la salvación
Cristo actúa dando una gracia propia de cada sacramento que nos
facilita el hacer el bien y evitar el mal. Fueron instituidos por Jesucristo y
confiados a la Iglesia para que ella los administre a través de los ministros
consagrados. En su conjunto disponen positivamente al cristiano para recibir la
gracia de Dios protegen del mal, disponen para crecer en la vida espiritual y
para servir en la misión de la Iglesia. Son actos salvadores, porque son
acciones que salvan al hombre de situaciones concretas, llenándolo de la fuerza
del amor, fruto de la muerte y resurrección de Cristo. Abarcan toda la vida del
hombre en sus puntos más significativos.
Bautismo (Mt. 28, 19)
Perdona el pecado original y otros pecados; nos descubre como hijos de
Dios, hermanos en Cristo Templo del Espíritu Santo, miembros de la Iglesia y
herederos del cielo, nos capacita para recibir los demás sacramentos.
Confirmación (Lc. 24, 48)
Confiere la efusión plena del
Espíritu Santo, nos conforma con más con Cristo, nos hace crecer en la gracia
del Bautismo, fortalece al alma con los dones de Espíritu Santo y nos concede
fuerza especial para ser testigos de la fe cristiana.
Eucaristía (Lc. 22, 14 - 20)
Los otros sacramentos son canales, la Eucaristía es la misma gracia
porque en la Hostia consagrada esta realmente presente Jesucristo como un
sacrificio de redención y un banquete de amor. La Eucaristía es la fuente y la
cima de toda la vida cristiana.
Confesión (Jn. 20, 22)
Dios perdona los pecados por medio del ministro de la Iglesia a los
que estén sinceramente arrepentidos y quieran mejorar su vida conviene
confesarse con frecuencia cumpliendo los siguientes requisitos: examen de
conciencia, contrición, confesión de los pecados, propósito de enmendarse y
cumplir la penitencia.
Unción de los enfermos (St. 5, 14)
Se unge con el óleo al enfermo en la frente y en las manos, acompañado
de una oración litúrgica, confiere la gracia del consuelo de la paz y da fortaleza para vencer las
dificultades propias de la enfermedad.
Orden Sagrado (Lc. 22, 19)
El sacerdocio fue instituido
por Jesús en la última cena donde les dio a los apóstoles y sus sucesores la
potestad de consagrar su cuerpo y su sangre. El sacerdote es un servidor de los
hombres, comunica las gracias y los beneficios de Dios.
Matrimonio (Mt 19, 6)
Barón y mujer se unen como esposos, buscan el bien entre ellos, viven
en mutua fidelidad y procrean a los hijos, para que viviendo una vida cristiana
alcancen la salvación.
b) Son actos salvadores de Cristo porque Él es el verdadero
autor, he aquí el valor del sacramento. Es Cristo quien bautiza, perdona los
pecados o comunica el Espíritu Santo. Recibir un sacramento es encontrarse
personalmente con Cristo que salva.
c). Son actos que la Iglesia comunica porque fueron entregados a la Iglesia por Cristo para que los administrara a los hombres. Por lo que el sacramento debe administrarse conforme a lo establecido por la Iglesia y según sus intenciones.
d) Son signos sensibles, porque el hombre necesita algo material para convencerse, darse cuenta, sentir la presencia de Dios. San Pablo nos lo recuerda " Si bien no se puede ver a Dios, podemos, sin embargo desde que él hizo el mundo, contemplarlo a través de sus obras y entender por ellas que él es eterno, poderoso y que es Dios" (Rm 1,20) Jesucristo al instituir los sacramentos, tuvo presente esta necesidad que tiene el hombre de llegar a lo invisible a través de lo sensible.
LA
VIRGEN MARIA EN LA HISTORIA DE SALVACION
CONOCIMIENTO
DE MARIA
"Por tanto,
el Señor mismo les dará esta señal: Una virgen concebirá y dará a luz un hijo,
y Le pondrá por nombre Emmanuel (Dios con nosotros)”
(Is 7, 14)
Para realizar la reconciliación de los hombres, Dios
preparó a una mujer, llenándola de gracias especiales para que fuera la Madre
del Emanuel, del Redentor del mundo. La libró del pecado original y de todo
pecado, desde el primer momento de su existencia y siempre fue santísima. Esa
Mujer, María, sería la Madre de Dios y por ello, auténtica Madre nuestra.
Ella fue anunciada desde antes de su concepción, el
Antiguo testamento la profetiza en varias ocasiones, aquí algunas de esas citas
que comienzan hablar de ella:
Génesis 3,15: La primera profecía referente a María se encuentra en el mismo
comienzo del Libro del Génesis: “Enemistad
pondré entre ti y la mujer, y
entre tu linaje y su linaje; él te pisará la cabeza mientras acechas tú su talón.”
Dado que se admite comúnmente que el juicio divino se dirige no tanto contra la serpiente como
animal si no contra el causante del pecado, la descendencia de la serpiente hace
referencia a los seguidores de la serpiente, la "progenie de
víboras", la "generación de víboras", aquellos cuyo padre es el diablo, los hijos del mal.
Isaías 7,1,17: La segunda profecía referente a María se encuentra en Isaías 7,1-17. "El
Señor mismo va a daros una señal. He aquí que una virgen está
encinta y va a dar a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel. debemos limitarnos aquí a la prueba evidente de que la virgen mencionada por el profeta es María, la Madre de Cristo. La argumentación se basa en las premisas de
que la virgen mencionada por el profeta es la madre de Emmanuel, y que Emmanuel
es Cristo. La relación de la virgen con Emmanuel está claramente expresada en
las palabras inspiradas; las mismas indican, asimismo, la identidad de Emmanuel
con Cristo.
Un día Dios envió al Arcángel Gabriel a la ciudad de Nazaret,
a la Virgen María, que estaba desposada con San José. La saludó llamándola
"llena de gracia", y le expuso el Plan de Dios: Ella sería la Madre
del Salvador por obra del Espíritu Santo, porque para Dios nada hay imposible.
La Virgen María aceptó de inmediato el plan de Dios,
diciendo: "He aquí la sierva del Señor, hágase en mi según tu
palabra"(Lc 1,38). En aquel mismo momento, se hizo Hombre la segunda
Persona de la Santísima Trinidad, sin dejar de ser Dios.
La Santísima Virgen María es la Nueva Eva, la Mujer perfecta, llena de gracia y virtudes,
Madre de Dios y madre nuestra, Decimos que la Virgen María es madre nuestra
porque, por su obediencia, se convirtió en la nueva Eva, madre de los
vivientes; además, porque es Madre de Jesucristo, con quien estamos unidos por
la gracia, formando un solo Cuerpo Místico.
La Santísima Virgen María ocupa en la redención el lugar
de Cooperadora de la Redención, porque colaboró con su fe y su obediencia
libres a la reconciliación de los hombres. Por deseo explícito del Señor Jesús,
que nos la señaló como Madre (Jn. 19,27), María es verdaderamente Madre de
todos los cristianos, quienes realizan su peregrinación terrena bajo los
tiernos cuidados maternales y la compañía de María.
La maternidad espiritual de María Mientras Jesús colgaba en la Cruz, "Junto a la cruz de Jesús estaban su
madre y la hermana de su madre, María, mujer de Clopás, y María
Magdalena.
Jesús, viendo a su Madre y al discípulo a quien amaba, que estaba allí, dijo a su Madre: Mujer, he
ahí tienes a tu hijo. Luego dice al discípulo: Ahí tienes a tu madre. Y desde
aquella hora el discípulo la acogió en su casa". (Juan 19,25-27). El oscurecimiento del sol y los otros fenómenos
naturales extraordinarios
deben haber asustado a los enemigos del Señor lo suficiente como para que no
interfirieran con su madre y con los pocos amigos que permanecían al pie de la
cruz. Entre tanto, Jesús había orado por sus enemigos y le había prometido el
perdón al ladrón penitente; al llegar ese momento, Él tuvo compasión de
su desolada madre, y aseguró su porvenir. Si San José hubiera estado vivo, o si María hubiera sido
la madre de aquellos que son llamados hermanos o hermanas de Nuestro Señor en los Evangelios, tal medida no hubiera sido necesaria. Jesús utiliza el mismo título respetuoso
con el que se había dirigido a su madre en las fiestas de las bodas de Caná. Ahora Él le confía a María a Juan como su madre, y desea que María considere a
Juan como su hijo.
María en el Nuevo Testamento despúes de la ascensión de
Jesús
Apocalipsis 12,1-6 En el Apocalipsis (12,1-6) aparece un pasaje singularmente
aplicable a Nuestra Bienaventurada Madre:
“Una gran señal apareció en el cielo: una Mujer, vestida del sol, con la luna bajo sus pies,
y una corona de doce estrellas sobre su cabeza; está encinta, y grita con los
dolores del parto y con el tormento de dar a luz. Y apareció otra señal en el
cielo: un gran dragón rojo, con siete cabezas y diez cuernos, y sobre sus
cabezas siete diademas. Su cola arrastra la tercera parte de las estrellas del
cielo y las precipitó sobre la tierra. El dragón se detuvo delante de la Mujer
que iba a dar a luz, para devorar a su Hijo en cuanto lo diera a luz. La mujer dio
a luz un Hijo varón, el que ha de regir a todas las naciones con cetro de
hierro; y su hijo fue arrebatado hasta Dios y
hasta su trono. Y la
mujer huyó al desierto, donde tiene un lugar preparado por Dios”
La aplicabilidad de este pasaje a María se
basa en las siguientes consideraciones:
-Al menos parte de los versos se refieren a la madre cuyo
hijo va a gobernar las naciones con vara de hierro; según el Sal. 2.9, éste es el Hijo de Dios, Jesucristo, cuya madre es María.
-Fue el hijo de María quien "fue llevado ante Dios,
y a su trono" en el momento de su Ascensión a los cielos.
-El dragón, o el diablo del Paraíso
Terrenal (cf.
Apoc. 12,9; 20,2), se esfuerza por devorar al Hijo de María desde el primer
momento de su nacimiento, al despertar los celos de Herodes y, más tarde, la enemistad de los judíos.
-Debido a sus indecibles privilegios, María puede ser
descrita perfectamente como "vestida de sol, con la luna bajo sus pies, y
sobre la cabeza una corona de doce estrellas".
Por ello el pasaje del Apocalipsis (12,5-6) no se refiere
a María como una mera adaptación, sino que se aplica a ella en un sentido
verdaderamente literal que parece estar parcialmente limitado a ella y
parcialmente extendido a toda la Iglesia..
DOGMAS MARIANOS
Antes de todo un en la doctrina católica, un dogma es una verdad revelada definida
por la Iglesia Católica. La entiende como una verdad perteneciente al campo de
la fe o de la moral, revelada por Dios y transmitida desde los Apóstoles a
través de la Escritura o de la Tradición, y propuesta por la Iglesia para su
aceptación por parte de los fieles, respecto a la Virgen María, La Jerarquía de
la Iglesia habla de cuatro dogmas irrefutables sobre la virgen Maria:
"Si alguno no confesare que el Emmanuel (Cristo) es verdaderamente Dios, y que por tanto, la Santísima Virgen es Madre de Dios, porque parió según la carne al Verbo de Dios hecho carne, sea anatema."
2. El Dogma de la Inmaculada Concepción establece que María fue concebida sin mancha de pecado original. El dogma fue proclamado por el Papa Pío IX, el 8 de diciembre de 1854, en la Bula Ineffabilis Deus.
"Declaramos,
pronunciamos y definimos que la doctrina que sostiene que la Santísima Virgen
María, en el primer instante de su concepción, fue por singular gracia y
privilegio de Dios omnipotente en previsión de los méritos de Cristo Jesús,
Salvador del genero humano, preservada inmune de toda mancha de culpa original,
ha sido revelada por Dios, por tanto, debe ser firme y constantemente creída
por todos los fieles."
"Ella es la Virgen que concebirá y dará a luz un Hijo cuyo nombre
será Emanuel" (Cf. Is., 7, 14;
Miq., 5, 2-3; Mt., 1, 22-23) (Const. Dogmática Lumen Gentium, 55 - Concilio
Vaticano II).
"La
profundización de la fe en la maternidad virginal ha llevado a la Iglesia a
confesar la virginidad real y perpetua de María incluso en el parto del Hijo de
Dios hecho hombre. En efecto, el nacimiento de Cristo "lejos de disminuir
consagró la integridad virginal" de su madre. La liturgia de la Iglesia
celebra a María como la 'Aeiparthenos', la 'siempre-virgen'." (499 - catecismo de la Iglesia Católica)
Este Dogma fue proclamado por el Papa Pío XII, el 1º de noviembre de 1950, en la Constitución Munificentisimus Deus:
"Después de elevar a Dios muchas y reiteradas preces y de invocar la luz del Espíritu de la Verdad, para gloria de Dios omnipotente, que otorgó a la Virgen María su peculiar benevolencia; para honor de su Hijo, Rey inmortal de los siglos y vencedor del pecado y de la muerte; para aumentar la gloria de la misma augusta Madre y para gozo y alegría de toda la Iglesia, con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, de los bienaventurados apóstoles Pedro y Pablo y con la nuestra, pronunciamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado que La Inmaculada Madre de Dios y siempre Virgen María, terminado el curso de su vida terrenal, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria del cielo".
Madre de la Iglesia y Madre de los hombres.
La Virgen no puede ser objeto
de culto de adoración o latría (la adoración sólo corresponde a Dios). Pero sí
se honra a la Virgen de una manera especial, a la que la Iglesia llama
"hiperdulía" que es una veneración mayor a la que se da a los santos
del cielo, ellos son objeto de culto de "dulía" o veneración.
APARICIONES MARIANAS
En el catolicismo, las apariciones marianas son las manifestaciones
de la Bienaventurada Virgen María –también llamadas mariofanías– ante una o
más personas, en un lugar y tiempo histórico determinado.. La Iglesia católica
ha reconocido muy pocas, y aún éstas son consideradas "revelaciones
privadas", dejando a los fieles en libertad de creer en ellas o no
La primera es la de la Virgen del Pilar al Apóstol
Santiago en
Zaragoza, en torno al año 40 d. C. Luego aparece la Virgen
del Monte Carmelo
manifestada a San Simón Stock.
LA APARICION DE LA VIRGEN DE LA MEDALLA
MILAGROSA
El día 27 de noviembre de 1830, a las 5'30 de la tarde,
en medio de un profundo silencio, de nuevo la Virgen se le aparece a sor
Catalina Labouré, al pie del mismo altar, de pie sobre la esfera del mundo a sus
plantas con un globo en las manos, y le dijo:
""ESTE GLOBO QUE VES REPRESENTA EL MUNDO ENTERO Y CADA ALMA EN PARTICULAR."
La figura de la Santísima Virgen estaba llena de tanta belleza, que yo no podría describirla.
Advertí que sus dedos se llenaban de anillos y piedras preciosas, y los rayos de luz que de ellos salían se difundían por todas partes. Se me dijo:
"ESTOS RAYOS DE LUZ SON EL SÍMBOLO DE LAS GRACIAS QUE LA SANTÍSIMA VIRGEN CONCEDE A TODOS LOS QUE SE LAS PIDEN."
Se formó un cuadro un poco ovalado alrededor de la Santísima Virgen con una inscripción con letras de oro que decía:
iOH MARÍA SIN PECADO CONCEBIDA, ROGAD POR NOSOTROS QUE RECURRIMOS A VOS!
Y la virgen Dijo:
"HAZ ACUÑAR UNA MEDALLA IGUAL A ESTE MODELO. TODAS
LAS PERSONAS QUE LA LLEVEN CON CONFIANZA, COLGADA AL CUELLO, RECIBIRÁN GRANDES
GRACIAS.""
En el reverso de la medalla debía colocarse la letra M y encima una cruz, añadiendo en la parte inferior dos corazones: uno coronado de espinas y otro traspasado por una espada. Símbolo de los corazones de Jesús y de María.
En el reverso de la medalla debía colocarse la letra M y encima una cruz, añadiendo en la parte inferior dos corazones: uno coronado de espinas y otro traspasado por una espada. Símbolo de los corazones de Jesús y de María.
Una vez acuñada la medalla, y propagada profusamente, los
acontecimientos dieron pruebas del origen divino de su mensaje.
María por su naturaleza es humana,
pero por su obediencia a la voluntad de Dios y su humildad se encuentra gozando
en cuerpo, alma, potencias, sentimientos, emociones y en todas sus dimensiones
como ser humano de la felicidad eterna del cielo, que como estudiábamos antes
es el gozo de disfrutar de la presencia de Dios, es la primera creatura humana,
mas no será la ultima pues por su Hijo todos esperamos gozar de esa dicha. Y
pese a su naturaleza humana, los ángeles fieles a Dios y los infieles aún el
mismo Lucifer le deben obediencia y veneración.
Se reza de manera especial a las 5
de la tarde del 27 de Noviembre, Fiesta de la Medalla Milagrosa, y en las
necesidades urgentes, cualquier día, a esa hora.
Oh Virgen Inmaculada, sabemos que siempre y en todas partes estás dispuesta a escuchar las oraciones de tus hijos desterrados en este valle de lágrimas, pero sabemos también, que tienes días y horas en los que te complaces en esparcir más abundantemente los tesoros de tus gracias. Y bien, oh María, henos aquí postrados delante de Ti, justamente en este día y hora bendita, por Ti elegida para la manifestación de tu Medalla. Venimos a Ti, llenos de inmensa gratitud y de ilimitada confianza en esta hora por Ti tan querida, para agradecerte el gran don que nos has hecho dándonos tu imagen, a fin que sea para nosotros testimonio de afecto y prenda de protección. Te prometemos, que según tu deseo, la santa Medalla será el signo de tu presencia junto a nosotros, será nuestro libro en el cual aprenderemos a conocer, según tu consejo, cuánto nos has amado, y lo que debemos hacer para que no sean inútiles tantos sacrificios tuyos y de Tu Divino Hijo. Sí, Tu Corazón traspasado, representado en la Medalla, se apoyará siempre sobre el nuestro y lo hará palpitar al unísono con el tuyo. Lo encenderá de amor a Jesús y lo fortificará para llevar cada día la cruz detrás de Él.
Ésta es tu hora, oh María, la hora
de tu bondad inagotable, de tu misericordia triunfante, la hora en la cual
hiciste brotar, por medio de tu Medalla, aquel torrente de gracias y de
prodigios que inundó la tierra. Haz, oh Madre, que esta hora que te recuerda la
dulce conmoción de Tu Corazón, que te movió a venirnos a visitar y a traernos
el remedio de tantos males, haz que esta hora sea también nuestra hora, la hora
de nuestra sincera conversión, y la hora en que sean escuchados plenamente
nuestros votos.
Tú, que has prometido justamente en
esta hora afortunada, que grandes serían las gracias para quienes las pidiesen
con confianza: vuelve benigna tu mirada a nuestras súplicas.
Nosotros te confesamos no merecer
tus gracias, pero, a quién recurriremos oh María, sino a Ti, que eres nuestra
Madre, en cuyas manos Dios ha puesto todas sus gracias? Ten entonces piedad de
nosotros. Te lo pedimos por tu Inmaculada Concepción, y por el amor que te
movió a darnos tu preciosa Medalla. Oh Consoladora de los afligidos, que ya te
enterneciste por nuestras miserias, mira los males que nos oprimen.
Haz que tu Medalla derrame sobre
nosotros y sobre todos nuestros seres queridos tus benéficos rayos: cure a
nuestros enfermos, dé la paz a nuestras familias, nos libre de todo peligro.
Lleve tu Medalla alivio al que sufre, consuelo al que llora, luz y fuerza a
todos. Especialmente te pedimos por la conversión de los pecadores,
particularmente de aquéllos que nos son más queridos. Recuerda que por ellos
has sufrido, has rogado y has llorado. Sálvanos, oh Refugio de los pecadores, a
fin de que después de haberte todos amado, invocado y servido en la tierra,
podamos ir a agradecerte y alabarte eternamente en el Cielo. Amén
EL SANTO ROSARIO
La Madre
de Dios, en persona, le enseñó a Sto. Domingo a rezar el rosario en el año 1208 y le dijo que
propagara esta devoción y la utilizara como arma poderosa en contra
de los enemigos de la Fe.
Domingo de Guzmán era un santo sacerdote
español que fue al sur de Francia para convertir a los que se habían apartado
de la Iglesia por la herejía albingense. Esta heregía enseñaba que existen dos dioses, uno del
bien y otro del mal. El bueno creó todo lo espiritual. El malo, todo lo
material. Como consecuencia, para los albingenses, todo lo material es
malo.
Domingo trabajó por años en medio de estos
desventurados. Por medio de su predicación, sus oraciones y sacrificios, logró
convertir a unos pocos. Pero, muy a menudo, por temor a ser ridiculizados y a
pasar trabajos, los convertidos se daban por vencidos.
La Virgen
entonces acude en ayuda de Santo Domingo de Guzmán se le apareció en la capilla. En su mano
sostenía un rosario y le enseñó a Domingo a recitarlo. Dijo que lo predicara
por todo el mundo, prometiéndole que muchos pecadores se convertirían y
obtendrían abundantes gracias.
Domingo
salió de allí lleno de celo, con el rosario en la mano. Efectivamente, lo
predicó, y con gran éxito por que muchos albingenses volvieron a la fe
católica. Un creciente número de hombres se unió a la obra apostólica de
Domingo y, con la aprobación del Santo Padre, Domingo formó la Orden de Predicadores
(mas conocidos como Dominicos). Con gran celo predicaban, enseñaban y los
frutos de conversión crecían. A medida que la orden crecía, se extendieron a
diferentes países como misioneros para la gloria de Dios y de la Virgen.
Desde el principio de la Iglesia, los cristianos rezan los
salmos como lo hacen los judíos. Mas tarde, en muchos de los monasterios se
rezan los 150 salmos cada día. Los laicos devotos no podían rezar tanto pero
querían según sus posibilidades imitar a los monjes. Ya en el siglo IX había en
Irlanda la costumbre de hacer nudos en un cordel para contar, en vez de los
salmos, las Ave Marias. Los misioneros de Irlanda mas tarde propagaron la
costumbre en Europa y hubieron varios desarrollos con el tiempo.
El rosario se mantuvo como la oración predilecta durante
casi dos siglos. Cuando la devoción empezó a disminuir, la Virgen se apareció
a Alano de la Rupe y le dijo que reviviera dicha devoción. La Virgen
le dijo también que se necesitarían volúmenes inmensos para registrar todos los
milagros logrados por medio del rosario y reiteró las promesas dadas a Sto.
Domingo referentes al rosario.
Promesas de Nuestra Señora,
Reina del Rosario, tomadas de los escritos del Beato
Alano:
1. Quien rece constantemente mi
Rosario, recibirá cualquier gracia que me pida.
2. Prometo mi especialísima protección y grandes beneficios a los que devotamente recen mi Rosario.
3. El Rosario es el escudo contra el infierno, destruye el vicio, libra de los pecados y abate las herejías.
4. El Rosario hace germinar las virtudes para que las almas consigan la misericordia divina. Sustituye en el corazón de los hombres el amor del mundo con el amor de Dios y los eleva a desear las cosas celestiales y eternas.
5. El alma que se me encomiende por el Rosario no perecerá.
6. El que con devoción rece mi Rosario, considerando sus sagrados misterios, no se verá oprimido por la desgracia, ni morirá de muerte desgraciada, se convertirá si es pecador, perseverará en gracia si es justo y, en todo caso será admitido a la vida eterna.
7. Los verdaderos devotos de mi Rosario no morirán sin los Sacramentos.
8. Todos los que rezan mi Rosario tendrán en vida y en muerte la luz y la plenitud de la gracia y serán partícipes de los méritos bienaventurados.
9. Libraré bien pronto del Purgatorio a las almas devotas a mi Rosario.
10. Los hijos de mi Rosario gozarán en el cielo de una gloria singular.
11. Todo cuanto se pida por medio del Rosario se alcanzará prontamente.
12. Socorreré en sus necesidades a los que propaguen mi Rosario.
13. He solicitado a mi Hijo la gracia de que todos los cofrades y devotos tengan en vida y en muerte como hermanos a todos los bienaventurados de la corte celestial.
14. Los que rezan Rosario son todos hijos míos muy amados y hermanos de mi Unigénito Jesús.
15. La devoción al Santo rosario es una señal manifiesta de predestinación de gloria.
2. Prometo mi especialísima protección y grandes beneficios a los que devotamente recen mi Rosario.
3. El Rosario es el escudo contra el infierno, destruye el vicio, libra de los pecados y abate las herejías.
4. El Rosario hace germinar las virtudes para que las almas consigan la misericordia divina. Sustituye en el corazón de los hombres el amor del mundo con el amor de Dios y los eleva a desear las cosas celestiales y eternas.
5. El alma que se me encomiende por el Rosario no perecerá.
6. El que con devoción rece mi Rosario, considerando sus sagrados misterios, no se verá oprimido por la desgracia, ni morirá de muerte desgraciada, se convertirá si es pecador, perseverará en gracia si es justo y, en todo caso será admitido a la vida eterna.
7. Los verdaderos devotos de mi Rosario no morirán sin los Sacramentos.
8. Todos los que rezan mi Rosario tendrán en vida y en muerte la luz y la plenitud de la gracia y serán partícipes de los méritos bienaventurados.
9. Libraré bien pronto del Purgatorio a las almas devotas a mi Rosario.
10. Los hijos de mi Rosario gozarán en el cielo de una gloria singular.
11. Todo cuanto se pida por medio del Rosario se alcanzará prontamente.
12. Socorreré en sus necesidades a los que propaguen mi Rosario.
13. He solicitado a mi Hijo la gracia de que todos los cofrades y devotos tengan en vida y en muerte como hermanos a todos los bienaventurados de la corte celestial.
14. Los que rezan Rosario son todos hijos míos muy amados y hermanos de mi Unigénito Jesús.
15. La devoción al Santo rosario es una señal manifiesta de predestinación de gloria.
El
Papa dominico, San Pío V (1566 - 1572) dio el encargo a su
congregación de propagar el santo rosario. Muchos Papas han sido grandes
devotos del rosario y lo han propagado con profunda convicción y confianza.
Su
Santidad León XIII escribió doce encíclicas referentes al rosario.
Insistió en el rezo del rosario en familia, consagró el mes de octubre al
rosario e insertó el título de "Reina del Santísimo Rosario" en la
Letanía de la Virgen. Por todo esto mereció el título de "El Papa del
Rosario"
Todos los Papas del siglo XX han sido muy devotos del Santo
Rosario.Su Santidad Juan Pablo II nos insiste en el rezo del Santo
Rosario. “Recen en familia, en grupos.
Recen en privado. Inviten a todos a rezar. No tengan miedo de
compartir la fe. Nada mas importante. El mundo está en crisis. Nuestras fuerzas
humanas no son suficientes. La victoria vendrá una vez mas por la Virgen María.
Es la victoria de su Hijo, el Señor Rey del Universo: Jesucristo.”
Su
fiesta fue instituida por el Papa san Pío V el 7 de Octubre, aniversario
de la victoria obtenida por los cristianos en la Batalla naval de
Lepanto (1571), atribuida a la Madre
de Dios, invocada por la oración del rosario. La celebración de este día es una
invitación para todos a meditar los misterios de Cristo, en compañía de la
Virgen María, que estuvo asociada de un modo especialísimo a la encarnación, la
pasión y la gloria de la resurrección del Hijo de Dios.
BENDICIONES DEL ROSARIO
1. Los pecadores obtienen el
perdón.
2. Las almas sedientas se sacian.
3. Los que están atados ven sus lazos
desechos.
4. Los que lloran hallan alegría.
5. Los que son tentados hallan
tranquilidad.
6. Los pobres son socorridos.
7. Los religiosos son reformados.
8. Los ignorantes son instruidos.
9. Los vivos triunfan sobre la
vanidad.
10. Los muertos alcanzan la
misericordia por vía de sufragios.
BENEFICIOS DEL ROSARIO
1. Nos otorga gradualmente un conocimiento completo de
Jesucristo.
2. Purifica nuestras almas,
lavando nuestras culpas.
3. Nos da la victoria sobre
nuestros enemigos.
4. Nos facilita practicar la
virtud.
5. Nos enciende el amor a Nuestro
Señor.
6. Nos enriquece con gracias y
méritos.
7. Nos provee con lo necesario
para pagar nuestras deudas a Dios y a nuestros familiares cercanos, y
finalmente, se obtiene toda clase de gracia de nuestro Dios todopoderoso.
El Rosario "es una conversación con María que, igualmente, nos
conduce a la intimidad con su Hijo". La vida de Jesús, por medio de la
Virgen, se hace vida también en nosotros, y aprendemos a amar a nuestra Madre
del Cielo:
Tú que esta devoción supones monótona y
cansada, y no la rezas
porque siempre repite iguales sones, tú no
entiendes de amores y tristezas:
¿qué pobre se cansó de pedir dones, qué
enamorado de decir ternezas?
Todos
podemos y debemos rezar diariamente el Santo Rosario: El rezo del Rosario nos
acerca a Dios. El Rosario nos relata la vida de nuestro Señor Jesucristo y de
su Madre la Santísima Virgen María. Mientras desgranamos las cuentas del
Rosario contemplemos con sencillez evangélica las alegrías, los dolores y las
glorias de Jesús y de María. La meditación de los misterios del Rosario debe
llevarnos a imitar las virtudes que contemplamos y a sacar de los misterios
enseñanzas y propósitos de mejorar nuestra vida según las normas del Evangelio,
cumpliendo fielmente los Mandamientos.
La
Virgen en San Nicolás nos pide rezar el Santo Rosario diariamente por las
siguientes intenciones:
“QUE EL SEÑOR TENGA
MISERICORDIA CON EL MUNDO ENTERO, Y QUE EL MUNDO ENTERO RESPONDA A SU LLAMADO
DE CONVERSIÓN, QUE EL HOMBRE SE ENTREGUE TOTALMENTE A DIOS Y QUE NO DEJE PASAR
ESTE MOMENTO TAN ESPECIAL”. “Y POR LA PAZ DEL MUNDO”.
RUMBO A LA CONSAGRACION TOTAL!!
Consagrarse
a María significa ponernos en sus manos, a su servicio y disposición. Y Ella
nos guiará hacia Jesús. Consagrarnos a Ella significa dejarse llevar sin
condiciones, sabiendo que Ella conoce mejor el camino y que podemos dormir
tranquilos en sus brazos de madre. Consagrarse a María significa vivir permanentemente
en su Inmaculado Corazón, dentro del Corazón divino de Jesús. Es dejar que Ella
actúe por medio de nosotros. Es como prestarle nuestra lengua para que hable
por nosotros y nuestro corazón para que ame a los demás por nuestro medio. En
una palabra, es vivir en unión total con María para que podamos llegar a decir:
Ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí por medio de María. Por eso, un
consagrado a María debe confiar plenamente en Ella y dejarse llevar por Ella
sin condiciones.
Padre Ángel Peña, O.A.R.
«Esta devoción
consiste en darse por entero a la Santísima Virgen, para ser
enteramente de Jesucristo por Ella» . «Ella
consiste en darse por entero en calidad de esclavo a María, y
a Jesús por Ella» .
San
Luis Maria Grignont de Montfort
Que
es dar?, esta palabra es sencilla. Un niño de seis años la comprende. Pero es
de la mayor importancia entenderla bien aquí. A veces se le ha dado un
significado tan disminuido, que quedaba comprometida la esencia misma de la
santa esclavitud: Nos damos a Jesús por María. Dar
no es pedir.
Es
profundamente lamentable que la mayoría de los cristianos no vean en la
devoción a la Santísima Virgen más que una cosa: pedirle su auxilio,
particularmente en las horas más difíciles.Sin duda podemos y, en cierto
sentido, debemos, según el consejo de Montfort mismo, «implorar la ayuda de nuestra buena Madre en todo tiempo, en todo lugar
y en toda cosa» . Somos niños pequeños, y los niñitos tienen siempre
la palabra «mamá» en la boca. Pero si nos detenemos ahí, estamos
lejos de practicar la devoción mariana perfecta. Devoción significa
entrega, pertenencia, y el nombre de hiperdulía, consagrado por la
Iglesia para el culto de Nuestra Señora, significa dependencia, servidumbre.
Dar
no es tampoco confiar en depósito. Cuando confío una suma de dinero a
alguien, ese dinero sigue siendo mío. Aquel a quien se lo confío no recibe, de
suyo, ningún provecho, sino sólo deber y preocupaciones. Muy distinto es cuando yo doy un
regalo a alguno de mis amigos. Ese objeto, en adelante, pasa a ser suyo, de
modo que puede disponer de él como guste. La donación, en sí misma, va toda en
provecho del donatario, es decir, de aquel a quien se hace, y no del donante, esto
es, de aquel que da.
Le damos algo a alguien
desde el momento en que le reconocemos, libremente y sin obligación de
devolución, el derecho de propiedad sobre una cosa que está en nuestra
posesión. Por lo tanto, me doy enteramente a Nuestra Señora cuando le reconozco
un derecho de propiedad sobre lo que soy y sobre lo que poseo.
Está claro que la santísima Madre de Dios tan sólo
podrá ejercer ese derecho de propiedad según la naturaleza de lo que le ha sido cedido. Ella podrá
transferir a otros, si lo quiere, mis bienes temporales. Al contrario, mi
cuerpo y mi alma, mis sentidos y mis facultades, en el orden natural, son
bienes intransferibles, que no pueden ser comunicados a otros.
Nuestra
perfecta Consagración a la Santísima Virgen es una verdadera donación:
significa entregarse como propiedad a Nuestra Señora, reconocerle un verdadero
derecho de propiedad sobre todo cuanto somos y todo cuanto
tenemos. Además de lo que se requiere para todo acto
verdaderamente humano, a saber, conocimiento y voluntad libre, esta donación,
para realizar la esencia de la santa esclavitud, ha de estar revestido de tres
cualidades indispensables: debe ser total y universal,
definitiva y eterna, y desinteresada o hecha por amor.
En
nuestra consagración, pues, se respeta y se realiza plenamente nuestra
pertenencia a Jesús. En la vida de unión, que tratamos de llevar como
consecuencia de esta donación, el Maestro conserva plenamente el lugar único
que le corresponde en nuestra vida.
COMPROMISOS
DEL CONSAGRADO
-Vivimos
nuestra consagración por
medio de las prácticas interiores: «Hacer todas las acciones por María, con María, en
María y para María». Pero
nuestro Padre nos hace observar que es «a fin de hacerlas más perfectamente por Jesucristo,
con Jesucristo, en Jesucristo y para Jesucristo» .
-No
sólo la verdadera Devoción puede y debe ir acompañada de la vida de unión con
Cristo, sino también que por los actos directos de amor y de veneración a la
Santísima Virgen honramos, amamos y servimos al adorable Jesús, nuestro
Salvador y Señor.
-El
rezo del santo Rosario de ser posible todos los días, o por lo menos varias
veces a la semana
-La
participación en la Santa Misa, mínimo los domingos
-Renovar
la consagración todos los sábados y los 27 de cada mes (rezar el rosario y
hacer la oración de consgración)
-Propagar
la devoción del santo Rosario
-Seguir
preparándose y formándose en el conocimiento de la doctrina Católica
PROMESAS DE MARIA AL CONSAGRADO
Este
Mensaje enuncia lo que podríamos llamar la gran promesa de María:
-
Esto digo a mis hijos de todo el universo: Volcaos a Mi Corazón y desde allí
viviréis con toda docilidad al Señor.
Desde
Mi Corazón lo amaréis; desde Mi Corazón, lograréis fidelidad hacia Él; desde Mi
Corazón llegaréis a su Sagrado Corazón.
Gloria
al Todopoderoso. (M. 1369)
-
María promete liberar al Consagrado del demonio y le garantiza la vida eterna:
(M, 275): A todos mis hijos que se Consagren a vuestra Madre, os digo: Mi Corazón recibe gozoso esa entrega, ese amor que ofrecéis porque son almas que se salvan de las garras del mal mereciendo la Gloria Eterna, la Gloria del Señor.
(M, 275): A todos mis hijos que se Consagren a vuestra Madre, os digo: Mi Corazón recibe gozoso esa entrega, ese amor que ofrecéis porque son almas que se salvan de las garras del mal mereciendo la Gloria Eterna, la Gloria del Señor.
-
María promete la libertad interior, el crecimiento y la renovación espiritual,
su Corazón de Madre y el amor total a Jesús:
(M.
939): La Consagración no quita la
libertad del cristiano, no lo anula, sino que lo hace crecer interiormente,
hace que el espíritu se renueve día a día, se introduzca en Mi Corazón y se
alimente completamente de Él. De esta manera se llega a amar a Jesús
en forma total, sólo por medio de Mi Corazón.
Mi Corazón da y exige, más no exige lo
imposible.
-
María ofrece al Consagrado el vínculo que lo une a Su Corazón y una particular
atención:
(M,
973): Que la Consagración, sea el vínculo
que una vuestro corazón con el Mío.
Cada hijo necesita una particular
atención de la Madre.
-
María asegura que el Consagrado fiel jamás será abandonado por Dios:
(M.1042):
Deben obrar de manera que Dios, siempre
habite en ellos y no se verán por Él, jamás abandonados.
-
María se compromete a conducir al Consagrado por el camino de la fidelidad al
Señor.
(M.
1 223): Quieran mis hijos, ser totalmente
Míos; eso hará que sean fieles al Señor, porque Yo, los conduciré a Él.
-María
se ofrece a sus hijos como auxilio y protección y ofreciendo al humilde
introducirlo en Su Corazón.
(M.
1242): Como Auxilio de los Cristianos,
quiero rescatar a mis hijos, pidiéndoles la conversión y luego la Consagración
a Mi Corazón de Madre.
Yo
les digo: Responderé a vuestra Consagración con Mi Protección, es decir, os
defenderé de toda adversión.
Haceos pequeños e interiormente humildes
y entraréis en Mi Corazón.
-María
promete ser para sus hijos refugio y consuelo y los conducirá con especial
ternura:
(M.1305): En la Consagración, el hijo se entrega a
la Madre y Ella a su vez, será su Refugio y su Consuelo, porque es el Arca,
donde los hijos depositan el corazón.
Responded a Mi llamado, responded a Mi
pedido, veréis que tiernamente seréis conducidos por Mí.
El texto de Jeremías 24,7 señala: “Les
daré un corazón para que me conozcan a Mí, que soy el Señor. Ellos serán mi
pueblo y Yo seré su Dios, porque volverán a Mí de todo corazón”.
Y
agrega el mensaje en su parte final:
(M.
1337): “Benditos sean mis hijos por
Consagrar su corazón a María”.
“La Consagración irá directamente al
corazón de María y Ella hace promesas concretas de unión con su Hijo a quien se
dirige con amor y con la oración constante del Rosario”.
(M.
1426): Esa Consagración, que no requiere papeles ni fórmulas, porque esa
Consagración irá directamente a Mi Corazón: será única y exclusivamente para Mi
Corazón y será recibida por Mi Corazón.
Debéis tener amor y devoción a María; oración constante del Santo Rosario y participación diaria en la Santa Eucaristía.
Debéis tener amor y devoción a María; oración constante del Santo Rosario y participación diaria en la Santa Eucaristía.
En
el amor a la Madre, hallaréis al Amor del Hijo; en la oración a la Madre,
estaréis en unión con el Hijo y en la Santa Eucaristía, os encontraréis con el
Hijo.
El
mensaje nos invita a pertenecer a la Madre Y al Hijo, y la luz de María quitará
toda oscuridad en el camino:
(M.
1534): Deben saber mis hijos, que los
llamo a la Consagración, porque siendo Consagrados a Mi Corazón, pertenecen a
la Madre y al Hijo. Mi Luz quitará toda oscuridad y ayudará a mis hijos, a caminar el
Camino que el Señor, ha establecido.
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