CONSAGRACION A JESUS POR MARIA (PREPARACION)



Preparación para la Consagración total a Jesús por medio de la Virgen María.

Totus tuus Virgo Marie




Consagrado:___________________________

ORACIONES DEL CONSAGRADO

Que nuestra alma sedienta acuda a esta fuente, y que nuestra miseria recurra a este tesoro de compasión... Virgen bendita, que tu bondad haga conocer en adelante al mundo la gracia que tú has hallado junto a Dios: consigue con tus oraciones el perdón de los culpables, la salud de los enfermos, el consuelo de los afligidos, ayuda y libertad para los que están en peligro.(S. Bernardo)

1. Magníficat

Proclama mi alma la grandeza del señor, se alegra mi espíritu en Dios mi salvador, porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde hora me felicitarán todas las generaciones, porque el poderoso ha hecho obras grandes en mi: Su nombre es Santo y su misericordia llega sus fieles de generación en generación. El hace proezas con su brazo: Dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel su siervo, acordándose de su misericordia. Como lo había prometido a nuestros padres, a favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amen.


2. Para pedir el amor a Jesucristo

«No espere alcanzar misericordia de Dios quien ofenda a su Madre bendita».
Para alcanzar de tu misericordia una verdadera devoción hacia tu santísima Madre y difundir esta devoción por toda la tierra, concédeme amarte ardientemente, y acepta para ello la súplica inflamada que te dirijo con san Agustín y tus verdaderos amigos:

Tú eres, oh Cristo,
Mi Padre santo, mi Dios misericordioso,
Mi rey poderoso, mi buen pastor,
Mi único maestro, mi mejor ayuda,
Mi amado hermosísimo, mi pan vivo,
Mi sacerdote por la eternidad,
Mi guía hacia la patria,
Mi luz verdadera, mi dulzura santa,
Mi camino recto, mi Sabiduría preclara,
Mi humilde simplicidad, mi concordia pacífica,
Mi protección total, mi rica heredad,
Mi salvación eterna.

¡Cristo Jesús, Señor amabilísimo¡ ¿Por qué habré deseado durante la vida algo fuera de ti, Jesús mío y Dios mío? ¿Dónde me hallaba cuando no pensaba en ti?
Anhelos todos de mi corazón, inflámense y desbórdense desde ahora hacia el Señor Jesús; corran que mucho se han retrasado; apresúrense hacia la meta, busquen al que buscan.
¡Oh Jesús! ¡Anatema el que no te ama! ¡Reboce de amargura quien no te quiera! Dulce Jesús, que todo buen corazón dispuesto a la alabanza te ame, se deleite en ti, se admire ante ti, Dios de mi corazón. Herencia mía, Cristo Jesús. Vive, Señor, en mí; enciéndase en mi pecho la viva llama de tu amor, acrézcase en incendio; arda siempre en el altar de mi corazón, queme en mis entrañas, incendie lo íntimo de mi alma, y que en el día de mi muerte comparezca yo del todo perfecto en tu presencia. Amén.

3. Consagración de sí mismo a Jesucristo la Sabiduría encarnada por medio de María

¡Oh Jesús! Sabiduría eterna y encarnada, te adoro en la gloria del Padre, durante la eternidad y en el seno virginal de María, en el tiempo de tu Encarnación.
Te agradezco que hayas venido al mundo, hombre entre los hombres y servidor del Padre, para librarme de la esclavitud del pecado.
Te alabo y glorifico porque has vivido en obediencia amorosa a María, para hacerme fiel discípulo tuyo.
Desgraciadamente no he guardado las promesas de mi bautismo y no soy digno de llamarme hijo de Dios.
Por ello, acudo a la misericordiosa intercesión de tu Madre, esperando obtener por su ayuda el perdón de mis pecados y una continua comunión contigo, Sabiduría Encarnada.
Te saludo, pues, ¡oh María Inmaculada!, templo viviente de Dios: en ti ha puesto su morada la Sabiduría eterna para recibir la adoración de los ángeles y de los hombres.
Te saludo, ¡oh Reina del cielo y de la tierra!: a ti están sometidas todas las criaturas.
Te saludo, ¡refugio seguro de los pecadores!: todos experimentan tu gran misericordia.
Acepta los anhelos que tengo de la divina Sabiduría y mi consagración total.
Consciente de mi vocación cristiana, yo, (nombres y apellidos), pecador infiel, renuevo hoy en tus manos mis compromisos bautismales.
Renuncio a Satanás, a sus seducciones y a sus obras, y me consagro a Jesucristo para llevar mi cruz con él, en la fidelidad de cada día a la voluntad del Padre.
En presencia de toda la Iglesia, te reconozco ahora, por mi Madre y Soberana.
Te ofrezco y consagro mi persona, mi vida y el valor de mis buenas acciones pasadas, presentes y futuras.
Dispón de mí y de cuanto me pertenece para la mayor gloria de Dios en el tiempo y la eternidad.
Madre del Señor, acepta mi oblación y preséntala a tu Hijo: si él me redimió con tu colaboración, debe también ahora recibir de tu mano el don total de mí mismo.
Que yo viva plenamente esta consagración para prolongar en mí la amorosa obediencia de tu Hijo y dar respuesta vital a la misión que Dios te ha confiado en la historia de la salvación.
Madre de misericordia, alcánzame la verdadera Sabiduría de Dios y hazme plenamente disponible a tu acción maternal.
Oh Virgen fiel, haz de mí un auténtico discípulo de tu Hijo, la Sabiduría encarnada.
Contigo, Madre y Modelo de mi vida, llegaré a la perfecta madurez de Jesucristo en la tierra y a la gloria del cielo. Amén.
4. Oración de confianza

Si vives tu consagración a María, aseguras tus gracias, méritos y virtudes, constituyendo a María en depositaria tuya y diciéndole:

«Acepta, querida Madre y Señora mía, todo cuanto soy y todo lo bueno que he podido hacer, con la gracia de tu querido Hijo. Soy incapaz de conservarlo, dadas mi debilidad e inconstancia y el gran número, malicia e insistencia de mis enemigos espirituales.
Todos los días veo caer en el fango a los cedros del Líbano y a las águilas que volaban en torno al sol convertirse en aves nocturnas.
Mil justos caen a mi izquierda, diez mil a mi derecha.
¡Conserva mis tesoros, que no me saqueen! ¡Tenme de la mano, que no caiga! ¡Defiéndeme que a ti me he consagrado! Yo te conozco bien y en ti confío: eres la Virgen fiel a Dios y a los hombres, y no dejas perder nada de cuanto se te confía; tú eres poderosa, y nadie podrá hacerte daño ni arrebatarte lo que posees.»

5. Dame Madre

Dame tus ojos, Madre, para saber mirar, si miro con tus ojos, jamás podré pecar.
Dame tus labios, Madre para poder rezar…Si rezo con tus labios… Jesús me escuchara.
Dame tu lengua, Madre, para ir a comulgar, es tu lengua patena de gracia y santidad.
Dame tus manos, Madre, que quiero trabajar, entonces mi trabajo, valdrá una eternidad.
Dame tu mano, Madre, que cubra mi maldad, cubierto con tu manto al cielo he de llegar.
Dame tu cielo, oh Madre, para poder gozar, si tú me das el cielo, ¿qué más puedo anhelar?
Dame a Jesús, oh Madre, para poder amar, ésta será mi dicha por una eternidad.  Amen.

6. Bendita sea tu Pureza
Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea, en tan graciosa belleza. A Ti celestial princesa, Virgen Sagrada María, te ofrezco noche y día, alma vida y corazón. Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía; mi corazón a tus plantas pongo divina María para que a Jesús lo ofrezcas junto con el alma mía. Amén

  





INTRODUCCION


EN QUE CONSISTE LA PREPARACIÓN PARA LA CONSAGRACIÓN AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA BAJO LA ADVOCACIÓN DE LA MEDALLA MILAGROSA




El acto de Consagración, es un momento en la vida de cada ser humano, en el que  voluntariamente, ofrece todo su ser y sus circunstancias, a la Madre de Dios y Madre Nuestra, la Sma. Virgen María, para que a través de Ella lleguemos a Jesús nuestro Salvador.

CONSAGRAR, SIGNIFICA HACER SAGRADO ALGO.

Al ofrecer nuestra vida a la Sma. Virgen y colocarla en su Inmaculado Corazón, hacemos una promesa de pertenencia de por vida, y esta promesa se hace sagrada y perpetua.
El mundo y sus habitantes recorremos en estos días, caminos amargos de dolor y desolación. Nos hemos apartado de Dios, encerrándonos en nuestro egoísmo y soberbia. Nos hemos olvidado del mandato más importante que nos dejó Jesús:
"Amaos los unos a los otros, como Yo los he amado."

Así, apartados de La Divina Voluntad, sufrimos hoy los dolores desgarradores de esta soledad, provocada por nuestros errores.
Pero nosotros, por gracia de un Dios amoroso, contamos en el Cielo con una Madre que sufre y clama por nosotros a cada instante. Que piensa en cada uno como si fuera el único. Que se alegra con nuestras buenas obras, y se preocupa y entristece con los pecados que cometemos.

Dios le ha concedido a la Virgen Santísima, en estos últimos tiempos, que sea nuestra Arca de Salvación. Que de su mano, protegidos con su manto, y mediante el acto de consagración a su Inmaculado Corazón, retomemos ese camino del cual nunca nos deberíamos haber apartado, el que nos lleva a Jesús y nuestra vida eterna en el Cielo.
Por lo tanto, La Virgen Amabilísima, nos busca, nos llama, nos insta a la conversión del corazón.
Pero no solo se queda en este pedido. Nos dice que, si nosotros decidimos consagrarnos a Ella, este trabajo de conversión, será más rápido, más fácil, más seguro y más corto, que si lo deseáramos hacer lejos de su afable protección.

QUE ENTREGAMOS EN NUESTRA CONSAGRACIÓN’
Sobre todo entregamos nuestra vida y todo lo que ella incluye:
·         Nuestro amor a Dios, mucho o poco, Ella se encargará de incrementarlo y perfeccionarlo...
·         Nuestro pasado, nuestro presente y nuestro futuro.
·         Nuestros sentimientos, dolores físicos y espirituales, rencores, amarguras, alegrías, tristezas.
·         Nuestros sacrificios, penitencias, oraciones, actos devotos y píos.
·         Nuestros seres queridos, cónyuge, hijos, padres, hermanos, amigos...
·         Nuestros trabajos, empresas, obras de bien.
·         Nuestros empleados y personas a cargo que podamos tener.
·         Nuestra casa, auto, propiedades, bienes materiales, artículos de lujo, confort...nuestro dinero.
·         Nuestros pasatiempos, descansos, vacaciones.
·         Nuestros pecados pasados, nuestros vicios y debilidades, nuestros egoísmos, soberbias y defectos.
·         Nuestras virtudes, dones y talentos. Nuestros conocimientos, estudios, carreras, postgrados, doctorados.
·          
Nada debemos excluir de esta lista. Ya que Ella se ofrece a administrar santamente estos bienes nuestros, como lo hizo aquí en la tierra en lo propio cuando vivía junto a José y a Jesús, y como lo hace actualmente con miles de almas consagradas, que ya han confiado en sus manos su vidas y sus actos.

¿QUÉ HARÁ MARÍA, CON NUESTRA ENTREGA?
Con nuestras vidas y todo lo que ellas incluyen bajo su protección  podremos vivir tranquilos, sabiendo que la Bendita entre todas, la Bienaventurada ante los ojos de Dios, se encarga a partir de nuestra consagración de organizar nuestras vidas, de manera que lleguemos lo antes posible al destino de la santidad y salvación de nuestras almas, y la salvación y santidad de nuestros seres queridos.

Santificará esta ofrenda hecha por nosotros y la hará llegar hasta el mismo Jesús en una bandeja de oro. Esto quiere decir, que todo lo que entregamos Ella lo limpiará de vicios y errores. Luego lo ofrecerá a su Hijo muy amado, como muestra de nuestra voluntad de cambiar, de ser mejores, de aprender a amar a Dios y a nuestros semejantes.
Jesús no detendrá mucho tiempo su mirada en esta ofrenda, más bien perdido de amor en los ojos de Su Madre, le concederá a la Omnipotencia Suplicante lo que está solicitando en favor de la salvación de este hijo por el cual intercede.
Ella volverá a nosotros con un corazón nuevo. Un corazón lleno de amor, que reemplazará al corazón de piedra que había en nuestros cuerpos hasta antes de nuestra consagración.
Ella es la mejor evangelizadora, la mejor catequista, la mejor formadora. No se detendrá en este camino de cambio espiritual.
Y aunque nosotros podamos olvidar la promesa sagrada que hicimos de entregarnos todos a Ella, Ella nunca nos abandonará ni olvidará lo que prometió en el momento de nuestra consagración:

"...Los invito a consagrarse a mi Corazón Inmaculado. Deseo que ustedes se consagren personalmente, como familias y como parroquias, de tal modo que todos ustedes le pertenezcan a Dios a través de mis manos... Yo no quiero nada para mí, sino todo por la   salvación de sus almas. Satanás es fuerte y, por tanto, queridos hijitos, ustedes, por medio de la oración constante, apriétense fuertemente a mi corazón maternal. Gracias por haber respondido a mi llamado!"

Octubre 25 de 1988 Revelación de la Virgen Reina de la Paz, en su aparición de  Medjugorje.



  


EL ESPÍRITU DEL MUNDO

Oración para los primeros días preliminares: Veni Creator Spiritus

Ven Espíritu creador; visita las almas de tus fieles.
Llena de la divina gracia los corazones que Tú mismo has creado.
Tú eres nuestro consuelo, don de Dios altísimo, fuente viva, fuego, caridad y espiritual unción.
Tú derramas sobre nosotros los siete dones; Tú el dedo de la mano de Dios,
Tú el prometido del Padre, pones en nuestros labios los tesoros de tu palabra.
Enciende con tu luz nuestros sentidos, infunde tu amor en nuestros corazones
y con tu perpetuo auxilio, fortalece nuestra frágil carne.
Aleja de nosotros al enemigo, danos pronto tu paz,
siendo Tú mismo nuestro guía evitaremos todo lo que es nocivo.
Por Ti conozcamos al Padre y también al Hijo y que en Ti,
que eres el Espíritu de ambos, creamos en todo tiempo.
Gloria a Dios Padre y al Hijo que resucitó de entre los muertos,
y al Espíritu Consolador, por los siglos infinitos.
Amén.

La primera parte de la preparación se deberá emplear en vaciarse del espíritu del mundo, que es contrario al espíritu de Jesucristo. El espíritu del mundo consiste en esencia en la negación del dominio supremo de Dios, negación que se manifiesta en la práctica del pecado y la desobediencia; por tanto es totalmente opuesto al espíritu de Jesucristo, que es también el de María, nuestra primera parte consistirá en conocer que es lo que se llama “el espíritu del mundo” y para eso es importante que profundicemos en lo que el magisterio dela iglesia enseña sobre el comienzo de ese espíritu del mundo.

¿PORQUE CREEMOS? ¿PARA QUE CREEMOS? Tal  vez sea una pregunta que todo creyente deba hacerse, no es suficiente con creer, es indispensable darle razones a nuestra fe, no solo se cree por miedo al infierno ni por mera tradición y costumbre, mucho menos por temor a la muerte...o mas que a la muerte, a lo que ella se sucede; la fe es mas que eso, y la nuestra es una con argumentos suficientes que todos por nuestro bautismo deberíamos manejar, conocer, apropiarnos y después, si son suficientes, amar.

HISTORIA DE LA SALVACION

1. Creación de los Ángeles: Hijos de Dios,  Por su naturaleza espiritual pura. Son seres dotados de una inteligencia muy superior a la del hombre. Esa capacidad les permite conocer plenamente la Verdad y el Bien. El total conocimiento de la Verdad, los hace seres completamente libres. Por tanto, tienen la posibilidad de elegir a favor o en contra del Bien que ellos conocen perfectamente. Están unidos a Dios mediante el amor consumado, que brota de "ver de continuo la faz del Padre" (cf. Mt 18-10); ese ver continuamente a Dios, es la manifestación más alta de la adoración a Dios; constituyen la litúrgica celeste

2. Pecado de los Ángeles o caída:  Los ángeles, seres sumamente inteligentes, poseen también una gran libertad, que algunos utilizaron contra Dios y contra su plan de salvación con respecto a los hombres, Encabezados por el arcángel Luzbel, una cuarta parte de los ángeles o espíritus buenos rechazan a Dios, y su líder (Luzbel) lleno de orgullo y soberbia quiere ocupar el puesto de su padre, de su Dios y Creador.  Como se saben con capacidades, se llenaron de un gran orgullo y soberbia y eligieron volverse contra Dios. Porque ellos están plenamente conscientes de la magnitud de su decisión, -que no es producto de un error o de una debilidad, como en el caso de los hombres; - su rebeldía y opción contra Dios son radicales e irrevocables.

La caída de los ángeles rebeldes, con el consiguiente estado de condena, consiste en la libre elección hecha por aquellos espíritus creados, los cuales radical e inequívocamente han rechazado a Dios y su reino, usurpando sus derechos soberanos y tratando de trastornar la economía de la salvación y el ordenamiento mismo de toda la creación. à La Iglesia enseña que el diablo (Satanás) y los otros demonios "han sido creados buenos por Dios pero se han hecho malos por su propia voluntad" El pecado ha sido tanto más grande cuanto mayor era la perfección espiritual y la perspicacia cognoscitiva del entendimiento angélico, cuanto mayor era su libertad y su cercanía a Dio


3. Creación del mundo y del hombre: Dios en un acto de pura misericordia y amor, crea al mundo, y allí coloca al hombre y a la mujer, ellos gozan del Paraíso que no es otra cosa que la presencia de Dios, la ausencia del dolor y la inmortalidad, El paraíso, que en ese caso es el paraíso terrenal, denota esa situación de armonía con Dios, armonía con la naturaleza, armonía con los demás seres humanos y armonía dentro de sí mismo. Dios hace al hombre inmortal, pero le advierte que el día que se desobedezcan ese día morirán, esto no es otra cosa más que si  la consecuencia del pecado es la muerte, es porque antes la muerte no tenía poder en el hombre y la mujer.

4. Caída del hombre o pecado original: El hombre y la mujer, tentados por Luzbel en la figura bíblica de la serpiente en el libro génesis, Pecan y desobedecen a su Padre, de su Dios y Creador, queriendo igualarlo " Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios,  " (Gn 3, 4-5)
Tras la caída y el pecado, el hombre y la mujer, pierden el Paraíso.

5. Perdón y elección de un pueblo para entregar el Paraíso: Dios, pese a la falla cometida por los hombres, le concede su perdón, el hombre y la mujer fueron perdonados por Dios, cosa que no paso con los ángeles pecadores, pero ese perdón se alcanza poco a poco... Dios elige a Abraham, un hombre anciano y sin tierra y le hace una promesa... "De tí sacaré un gran pueblo y les entregaré una tierra". ( Génesis 12, 2-3). Tras la elección de Abrahan, y en el, de su descendencia, (es decir su hijo Isaac y su nieto Israel y los 12 bisnietos   RubénSimeónLevíJudáIsacar y Zabulón,  Dan y Neftalí,  Gad y  Aser,  José y Benjamín)

5. Moisés: Israel llega con sus hijos y descendencia a Egipto en un momento de escases, allí se instalan pero tras multiplicarse son esclavizados, Dios entonces acorde a la promesa hecha a Abraham, envía un hombre que los libera de Egipto y les recuerda la promesa de una "tierra rica... un paraíso"

6. Reyes, sacerdotes y profetas: Tras organizarse como un pueblo, surgen reyes, sacerdotes y profetas que encaminan al pueblo al cumplimiento de unas normas para poder alcanzar la definitiva tierra de la promesa, Entre los reyes famosos en el pueblo escogido por Dios están Saúl, David y Salomon: Entre los sacerdotes están Aaron y los hombres de la tribú de Leví: Y entre los profetas están Jeremías, Isaías, Ezequías... Todos estos personajes guiaban al pueblo y acompañaban al pueblo recordando la promesa.

7. Sacrificios de sangre: Ya vimos que la consecuencia del pecado es la muerte, sin embargo la misericordia de Dios, posibilita vida al hombre, es así, como la vida del pecador era "salvada" o "redimida" por la vida de un animal, cuando un hombre peca por consecuencia del pecado debe morir, pero si llevaba al templo un animal, el sacerdote lo sacrificaba y la sangre de ese animal, valía por la vida del pecador, la sangre del animal se rociaba sobre el pueblo, y cada vez que el hombre peca, debe "salvar" su vida" con la sangre, así la Sangre, limpia el pecado y salva al pecador.



8. LA SANGRE DEL CORDERO QUE QUITA EL PECADO DEL MUNDO:
CIC 422. “Pero, al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que se hallaban bajo la ley, y para que recibiéramos la filiación adoptiva” (Ga 4, 4-5). He aquí “la Buena Nueva de Jesucristo, Hijo de Dios” (Mc 1, 1): Dios ha visitado a su pueblo (cf. Lc 1, 68), ha cumplido las promesas hechas a Abraham y a su descendencia (cf. Lc 1, 55); lo ha hecho más allá de toda expectativa: El ha enviado a su “Hijo amado” (Mc 1, 11).
CIC 430 Jesús quiere decir en hebreo: “Dios salva”. En el momento de la anunciación, el ángel Gabriel le dio como nombre propio el nombre de Jesús que expresa a la vez su identidad y su misión (cf. Lc 1, 31). Ya que “¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios?”(Mc 2, 7), es él quien, en Jesús, su Hijo eterno hecho hombre “salvará a su pueblo de sus pecados” (Mt 1, 21). En Jesús, Dios recapitula así toda la historia de la salvación en favor de los hombres.

9. LA CRUZ SIGNO DE SALVACION: Pues la predicación de la cruz es una necedad para los que se pierden; mas para los que se salvan - para nosotros - es fuerza de Dios. -I Corintios 1,18
La revelación del amor perfecto es la cruz mientras que la resurrección es su victoria. La cruz le costó a Jesús inmensos sufrimientos que aceptó libremente por nosotros, es el instrumento de salvación y el medio a través del cual nos devuelve la felicidad eterna del cielo, vence la muerte y el pecado.
Nosotros predicamos a un Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los gentiles; mas para los llamados, lo mismo judíos que griegos, un Cristo, fuerza de Dios y sabiduría de Dios. -I Corintios 1,23-24

10. LA IGLESIA, SUCESORA Y ENCARGADA DE LA OBRA DE LA SALVACION


El diablo: Príncipe del espíritu de este mundo

En el Nuevo Testamento se explica el origen del Diablo como uno de los ángeles de Yahvé que se hizo malvado (Juan 8:44). Se infiere que es una criatura espiritual de la familia Angélica de Yahvé Dios (Job 1:6). Según manuscritos antiguos (como la Biblia Vulgata Latina de San Jerónimo), el nombre real de él en el cielo era Lucifer y se le cambió el nombre a Satán (adversario) por estar en contra de Dios, a causa del deseo por la adoración que todas las criaturas inteligentes rendían al Creador (Mateo4:9). Según Ez. 28: 12-15, era el ángel (querubín) que guardaba el trono del Dios Yahvé, pero por su orgullo de querer convertirse en otro dios fue arrojado del cielo junto a una tercera parte de los ángeles (Ap 12:3-4).
San Agustín (354-430), decía que “el Diablo estuvo en la verdad, pero no perseveró. Su defecto no estuvo en su naturaleza sino en su voluntad”. (Ezequiel 28, 14- 18) Su caída se debió a tres razones:

1.    Su propio orgullo, cuando se quiso igualar a Dios. Al respecto, escribía el profeta Ezequiel: “Tu belleza te llenó de orgullo, tu esplendor echó a perder tu sabiduría” (28,17). La misma opinión tiene San Pablo (1Timoteo 3,6).
2.    La envidia y los celos que sitió cuando el Creador decidió hacer al hombre a su “imagen y semejanza” (Sabiduría 2,23-24).
Una vez el Diablo cayó en su falta, persuadió a otros ángeles a seguirlo. Según la Biblia fue una tercera parte de ellos (Apocalipsis 12,4; Daniel 8,10). San Macario (290-347), afirmaba que los ángeles rebeldes “son tan numerosos como las abejas”; y San Atanasio, patriarca de Alejandría (295-373), hablaba que el espacio está repleto de demonios. Desde entonces no hubo lugar para estos espíritus del mal en el cielo (Apocalipsis 12,8); teniendo como morada dos lugares:
- El infierno o gehenna (en griego): Donde el fuego nunca se apaga (Mateo 5,22; 13,49-50; Marcos 9,43-48); llamado también como el abismo (Lucas 8,31; Apocalipsis 11,7; 17,8; 20,1-3); horno de fuego (Mateo 13,42); lugar de tormento (Lucas 16,28) y de tinieblas (Mateo 8,12).

Porque “Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que los arrojó al infierno y los dejó en tinieblas; encadenados y guardados para el juicio” (2Pedro 2,4;Judas 6). Desde allí el “reino de los cielos” y el “reino del averno” tienen varias diferencias: del primero es luz, bien, amor, felicidad y sabiduría; del segundo, oscuridad, mal, odio, amargura y confusión.
- Satanás y sus ángeles fueron lanzados a la tierra (Apocalipsis 12,9).
Por eso, Jesús lo llama como “príncipe de este mundo” (Juan 14,30; 16,11); para San Pablo es “el dios de este mundo” (2Corintios 4,4); que junto con los espíritus del mal habitan en el aire (Efesios 2,2) o en el cielo (Efesios 6,12).
 Todo el mundo yace en poder del Maligno (1Juan 5,19); no porque lo haya creado, sino porque está lleno de pecado y pecadores (Génesis 6,5-6.11-12; 7,1; 8,21; Eclesiastés 4, 1-3); el mundo viene de Dios, y lo mundano del Diablo (1Juan 2,16).
En el catecismo de la Iglesia católica se habla más específicamente de este pecado y la caída en los numerales 390 a 395

Respecto al pecado de los hombres nos dice el catecismo de la Iglesia:
La prueba de la libertad
396 Dios creó al hombre a su imagen y lo estableció en su amistad. Criatura espiritual, el hombre no puede vivir esta amistad más que en la forma de libre sumisión a Dios. Esto es lo que expresa la prohibición hecha al hombre de comer del árbol del conocimiento del bien y del mal, "porque el día que comieres de él, morirás sin  remedio" (Gn 2,17). "El árbol del conocimiento del bien y del mal" evoca simbólicamente el límite infranqueable que el hombre en cuanto criatura debe reconocer libremente y respetar con confianza. El hombre depende del Creador, está sometido a las leyes de la Creación y a las normas morales que regulan el uso de la libertad.

El primer pecado del hombre
397 El hombre, tentado por el diablo, dejó morir en su corazón la confianza hacia su creador (cf.Gn 3,1-11) y, abusando de su libertad, desobedeció al mandamiento de Dios. En esto consistió el primer pecado del hombre (cf. Rm 5,19). En adelante, todo pecado será una desobediencia a Dios y una falta de confianza en su bondad.
398 En este pecado, el hombre se prefirió a sí mismo en lugar de Dios, y por ello despreció a Dios: hizo elección de sí mismo contra Dios, contra las exigencias de su estado de criatura y, por tanto, contra su propio bien. El hombre, constituido en un estado de santidad, estaba destinado a ser plenamente "divinizado" por Dios en la gloria. Por la seducción del diablo quiso "ser como Dios" (cf. Gn 3,5), pero "sin Dios, antes que Dios y no según Dios" (San Máximo el Confesor,Ambiguorum liber: PG 91, 1156C).
399 La Escritura muestra las consecuencias dramáticas de esta primera desobediencia. Adán y Eva pierden inmediatamente la gracia de la santidad original (cf. Rm 3,23). Tienen miedo del Dios (cf.Gn 3,9-10) de quien han concebido una falsa imagen, la de un Dios celoso de sus prerrogativas (cf.Gn 3,5).
410 Tras la caída, el hombre no fue abandonado por Dios. Al contrario, Dios lo llama (cf. Gn 3,9) y le anuncia de modo misterioso la victoria sobre el mal y el levantamiento de su caída (cf. Gn3,15). Este pasaje del Génesis ha sido llamado "Protoevangelio", por ser el primer anuncio del Mesías redentor, anuncio de un combate entre la serpiente y la Mujer, y de la victoria final de un descendiente de ésta.
411 La tradición cristiana ve en este pasaje un anuncio del "nuevo Adán" (cf. 1 Co 15,21-22.45) que, por su "obediencia hasta la muerte en la Cruz" (Flp 2,8) repara con sobreabundancia la desobediencia de Adán (cf. Rm 5,19-20). Por otra parte, numerosos Padres y doctores de la Iglesia ven en la mujer anunciada en el "protoevangelio" la madre de Cristo, María, como "nueva Eva". Ella ha sido la que, la primera y de una manera única, se benefició de la victoria sobre el pecado alcanzada por Cristo: fue preservada de toda mancha de pecado original (cf. Pío IX: BulaIneffabilis Deus: DS 2803) y, durante toda su vida terrena, por una gracia especial de Dios, no cometió ninguna clase de pecado (cf. Concilio de Trento: DS 1573).
412 Pero, ¿por qué Dios no impidió que el primer hombre pecara? San León Magno responde: "La gracia inefable de Cristo nos ha dado bienes mejores que los que nos quitó la envidia del demonio" (Sermones, 73,4: PL 54, 396). Y santo Tomás de Aquino: «Nada se opone a que la naturaleza humana haya sido destinada a un fin más alto después de pecado. Dios, en efecto, permite que los males se hagan para sacar de ellos un mayor bien. De ahí las palabras de san Pablo: "Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia" (Rm 5,20). Y en la bendición del Cirio Pascual: "¡Oh feliz culpa que mereció tal y tan grande Redentor!"» (S.Th., 3, q.1, a.3, ad 3: en el Pregón Pascual «Exultet» se recogen textos de santo Tomas de esta cita).

413 "No fue Dios quien hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de los vivientes [...] por envidia del diablo entró la muerte en el mundo" (Sb 1,13; 2,24).
414 Satán o el diablo y los otros demonios son ángeles caídos por haber rechazado libremente servir a Dios y su designio. Su opción contra Dios es definitiva. Intentan asociar al hombre en su rebelión contra Dios.
415 "Constituido por Dios en la justicia, el hombre, sin embargo, persuadido por el Maligno, abusó de su libertad, desde el comienzo de la historia, levantándose contra Dios e intentando alcanzar su propio fin al margen de Dios" (GS 13,1).
416 Por su pecado, Adán, en cuanto primer hombre, perdió la santidad y la justicia originales que había recibido de Dios no solamente para él, sino para todos los humanos.
417 Adán y Eva transmitieron a su descendencia la naturaleza humana herida por su primer pecado, privada por tanto de la santidad y la justicia originales. Esta privación es llamada "pecado original".
418 Como consecuencia del pecado original, la naturaleza humana quedó debilitada en sus fuerzas, sometida a la ignorancia, al sufrimiento y al dominio de la muerte, e inclinada al pecado (inclinación llamada "concupiscencia").
419 «Mantenemos, pues, siguiendo el Concilio de Trento, que el pecado original se transmite, juntamente con la naturaleza humana, "por propagación, no por imitación" y que "se halla como propio en cada uno"» (Pablo VI, Credo del Pueblo de Dios, 16).
420 La victoria sobre el pecado obtenida por Cristo nos ha dado bienes mejores que los que nos quitó el pecado: "Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia" (Rm 5,20).
421 "Los fieles cristianos creen que el mundo [...] ha sido creado y conservado por el amor del Creador, colocado ciertamente bajo la esclavitud del pecado, pero liberado por Cristo crucificado y resucitado, una vez que fue quebrantado el poder del Maligno..." (GS 2,2).

LA SOBERBIA: EL PECADO DEL MUNDO QUE NOS APARTA DE DIOS (PECADO ORIGINAL)
Soberbia y orgullo son propiamente sinónimos aún cuando coloquialmente se les atribuye connotaciones particulares cuyos matices las diferencian. La soberbia es el más grave pecado contra Dios, contra el prójimo y contra sí mismo. El hombre se hace autónomo desconociendo su condición de creatura; fue además el primer pecado que se cometió con  Satanás que se reveló contra Dios llevando se consigo a otros ángeles, y el mismo, ya en el tiempo del hombre, lo llevó al  primer pecado de rebeldía, de autonomía, de auto dependencia, de autodominio.
La soberbia está a la raíz del pecado original y por eso es la fuente y raíz de todos los pecados, y es por lo tanto la puerta para todo otro pecado; por eso también es el primer pecado capital. (Gn. 3) Vanidad, vanagloria, sobre autoestima, ostentación, hipocresía, jactancia, celos, violencia, rencores, prepotencia, son algunos de los vicios que engendra la soberbia. Mientras más se tenga en el corazón es mayor fuente de pecados: los humildes pecan poco, los soberbios demasiado.



LA ESTRATEGIA DEL DIABLO.
El diablo nos conoce, conoce nuestras flaquezas, nuestras debilidades y sabe en qué y en donde somos más vulnerables y siempre estará atento a sorprendernos en nuestra debilidad, es como el que va a jugar un partido de futbol, debe conocer a su adversario, sus flaquezas, sus limitaciones etc. Estamos en guerra, y luchamos cada batalla. Cada vez que estamos expuestos a una tentación, una batalla se inicia entre la legión angelical y la legión diabólica, el resultado dependerá de donde nos encontremos y de qué lado nos ponemos, esto define el resultado final, si nos inclinamos al mal estaremos del lado del diablo y de su legión, No podemos jugar en ambos bandos.

Sirviéndose de  algunas actitudes y posiciones que nos llevan a la soberbia:

·         Sentido de Identidad o identificación.
·         Sentido de posesión o dueño de algo o alguien
·         Sentirse superior.
·         Sentirse con derechos adquiridos
·         Sentirse indispensable, único etc.
·         Tener la Razón.

El diablo hace de las suyas, de manera especial con el sentido de identificación que permite identificarnos con alguien, algo y nos da un sentido de pertenencia, por ejemplo yo soy Hernando, yo soy Colombiano, yo soy ingeniero, etc. Y con cada “etiqueta que nos agregamos afianzamos ese sentido de identidad, tenemos muchas dependiendo de muchas cosas a que grupos pertenecemos, y con que nos identificamos (católicos, y dentro del catolicismo a que comunidad etc., etc.)
El Sentido de posesión nos hace “dueños” de algo o alguien, podemos ser dueños de bienes materiales como una casa, un carro y tomamos como propios nuestra esposa o esposo, nuestros hijos, o pueden ser bienes no materiales como sentirnos dueños de la “verdad, del conocimiento absoluto en un tema etc.
El  “sentirse Superior a”, nos hace creer que tenemos más privilegios que los demás, mas sabiduría, más conocimiento, más santidad, mayores abolengos, etc.
Ahora vamos a revisar la estrategia diabólica  en el caso de la soberbia y como aprovecha cada identificación nuestra frente al mundo.
Muchos de los conceptos que traigo arraigados dentro de mí, obedecen a conceptos de separación, mientras más me sienta separado de los demás más oportunidades tiene Satanás de usarla en mi contra. Es allí donde empezamos a equivocarnos.
Para comenzar mi identidad personal y cada “YO SOY” que utilizamos inicia este proceso, es la forma como nos sentimos individuales y separados de los demás.
El Yo soy Hernando, Yo soy Ingeniero, soy católico, soy carismático o pertenezco a la comunidad X o Y, hincha del Barcelona, etc. Esto, crea una identificación única y concreta de mí ser, pero a su vez me separa de los demás. Con cada “yo soy” que agregamos a la lista, más barreras colocamos entre nosotros y los demás.

La respuesta de Dios contra la Soberbia: El nos ha dicho “yo soy la verdad y la vida y soy el único camino para llegar al padre, por ello la unión en Cristo nos permite salvar todos los obstáculos que nos crean los conceptos de identificación y de separación del prójimo.
Comencemos con: Romanos 12, 5  “sí también nosotros, siendo muchos, no formamos más que un solo cuerpo en Cristo, siendo cada uno por su parte los unos miembros de los otros. “
Igualmente en 1 Corintios 10, 17 encontramos: “Porque aun siendo muchos, un solo pan y un solo cuerpo somos, pues todos participamos de un solo pan.”

Una y otra vez la Biblia nos muestra como somos Uno solo en Cristo y que nuestro concepto de separación obedece a una estrategia, del demonio,  en donde desde la misma creación del mundo con la caída de Lucifer, se inicio el proceso de la separación del creador.
Por tanto debemos empezar a No crear  escusas para sentirnos separados de los demás, por el contrario debemos estimular nuestra mente a encontrar similitudes con los hermanos para sentirnos más unidos a ellos.

El Espíritu de Dios

Como hemos visto el Espíritu del mundo o espíritu del mal no son creación de Dios, son la consecuencia natural de la desobediencia y del pecado. El demonio, primer pecador, padre de la mentira y de la soberbia es el enemigo del bien, del amor, de Dios y es el enemigo del hombre, por eso su tarea no termina, por el contrario se perpetuará hasta el final de los tiempos cuando finalmente sea expulsado al fuego eterno por San Miguel y los Ángeles fieles a Dios. (Ap 20, 10)

La historia de la fe está llena de misterios, misterios que no pueden ser entendidos fácilmente por la mente humana, misterios que se salen de la razón, el misterio de Dios, será siempre para el hombre eso, un misterio; lograr comprender por ejemplo las motivaciones por las que Dios quiso generosamente crear al hombre y para él todo lo que lo rodea no puede sino entenderse desde el corazón, desde el amor y como el hombre está tan frio, tan apartado de ese sentimiento y principal mandamiento por eso se siente desmotivado y en cierta medida olvidado por su hacedor.

Estamos en un mundo marcado por la cultura de la muerte. Las constantes manifestaciones de rupturas consigo mismo (manifiestas en el aumento de depresiones, soledad, tristeza, y sin sentido, búsquedas desenfrenadas de falsas seguridades), y rupturas con los demás, (traducidas en violencia, delincuencia, terrorismo, guerras, entre otras); no tienen otra causa que la ruptura frontal con Aquel que nos creó y nos conoce plenamente: Dios mismo. El anhelo de infinito que cada hombre experimenta en lo más profundo de su corazón fracasa al cerrarle la puerta al Único que puede saciar esa nostalgia de eternidad.

En la historia de la humanidad siempre han estado aquellos que niegan explícitamente a Dios, los denominados ateos; otros que crean dioses a sus medidas trayendo como consecuencia visiones reducidas de Dios. En nuestros días percibimos –por el avance del secularismo– la ausencia de Dios en las estructuras sociales. Consecuentemente la moralidad y responsabilidad personal, social y trascendental se va  acabando, lo mismo que el conocimiento de las verdades de fe, que no son exclusivas de la Iglesia o religión alguna, sino una ley natural inscrita en el corazón del hombre.

“Se desvanece a ojos vistos y con creciente rapidez la concepción de que los hombres son culpables. La idea de pecado,  hasta hace poco central en la teología moral,  se presenta hoy como una exótica reliquia medieval y el pecador no tiene a veces más sustancia corpórea que la que pueda tener el fantasma de un viejo castillo.”

Ante este panorama, los católicos enfrentamos la urgencia de hacer una opción clara y decidida por anunciar con sólidos argumentos que Dios existe y está muy cerca de cada uno de nosotros, y que además nos pide un estilo de vida concorde a  la condición de hijos suyos.

Somos libres y como tales podemos hacer uso de nuestra vida según el parecer que se quiera, el camino de la salvación es pues, una propuesta de Dios, -y la mejor obviamente-, sin embargo “la respuesta negativa es una de las dos posibilidades frente al reto del bien y del mal,  uno de los dos caminos por los que hay que decidirse inevitablemente a la hora de empeñar la libertad.”

La historia del hombre ha girado siempre en torno a ese Tú que es Dios, -y que crea, que ama, que perdona- y ese yo –que olvida, que peca, que es infiel- y es que la lucha que tenemos es grande y es una lucha de inteligencias en la que no estamos solos, Dios esta con nosotros, y es El quien nos guía y nos da su apoyo constante como un padre o  una madre esmerado que no quiere que nadie se pierda si no que todos nos salvemos lleguemos al conocimiento de la verdad. (1Tm 2, 4)

Dios se comunica a su creación de tal suerte, que al salir personalmente de si mismo, asume una realidad creada y la hace suya, se encarna en María, de tal forma que el mundo de la redención está incluido en el de la Creación, como el mundo de la creación está incluido en el mundo de la redención.

Por eso Cristo luego de dar su vida por los hombres, por su salvación y tras resucitar encomienda a sus apóstoles la misión de anunciar la buena Nueva de la salvación; pues Cristo ha de venir nuevamente como lo proclamamos en el credo “Creo que Cristo a de venir a Juzgar a vivos y muertos y su reino no tendrá fin” «Los discípulos gozaron de las apariciones del resucitado. Mas ninguna de ellas es la última, venida en majestad del Hijo del Hombre.» Tras la resurrección de Cristo los discípulos no se sentarán en doce tronos para juzgar a las tribus de Israel, su misión ha de ser la de predicar, bautizado y dar testimonio de Jesús como mesías vivo y resucitado hasta que el vuelva; este bautismo otorga, no sólo el perdón de los pecados, sino también el don del Espíritu Santo, como anticipo de los bienes del Reino inminente. El Espíritu de Dios es el que nos eleva a las cosas celestiales, a buscar lo bueno, lo que agrada, lo perfecto, es la búsqueda que todas las personas tenemos por la verdad y la justicia.

El Espíritu de Dios viene en ayuda de nuestra debilidad cada vez que clamamos con voz de confianza al Padre, (Rm 8, 26) ese espíritu de Dios se fortalece con la frecuencia en los sacramentos de manera especial la Confesión y la Eucaristía.



SACRAMENTOS
Medios de salvación

Si buscamos en la Biblia la palabra "sacramento" no la encontraremos, por lo menos en el sentido que hoy le damos. Pero esto no quiere decir que no tengan fundamento bíblico. De hecho todos ellos fueron instituidos por Nuestro Señor Jesucristo.

Los sacramentos, como hoy los presenta la Iglesia son: Actos salvadores de Cristo, que la Iglesia comunica al hombre mediante signos sensibles.

Cristo ha dispuesto en la Iglesia que el instituyó para prolongar su obra salvadora los sacramentos que son signos sensibles que nos confieren la gracia o amistad con Dios, son como canales que nos traen ayuda divina para lograr de una manera más fácil la santificación y la salvación.

¿ Y qué quiere decir "signo sensible"?. Un signo sensible es un símbolo. Y un símbolo es una expresión figurada y visible o representación sensible, de una realidad invisible. El valor de un símbolo no está en lo que él es de por sí, sino en lo que indica, en lo que representa.
No son simples ceremonias. Ordenados a la santificación de los hombres, a la edificación del cuerpo de Cristo y a dar culto a Dios, los sacramentos no solo suponen la fe, sino que también la fortalecen, la alimentan y la expresan con palabras y acciones; por eso se llaman sacramentos de la fe. Los sacramentos nos dan o aumentan la Gracia Divina.

Son siete los sacramentos, a saber: Bautismo, Confirmación, Eucaristía, Confesión, Unción de los enfermos, Orden sagrado, Matrimonio; están divididos de la siguiente manera
Sacramentos de Iniciación: Bautismo, Confirmación, Eucaristía.
Sacramentos de curación: confesión, Unción de los enfermos.
Sacramentos al servicio de la comunión y la misión de los fieles: Orden sagrado, Matrimonio.

a)      Los sacramentos ayudan a la salvación
Cristo actúa dando una gracia propia de cada sacramento que nos facilita el hacer el bien y evitar el mal. Fueron instituidos por Jesucristo y confiados a la Iglesia para que ella los administre a través de los ministros consagrados. En su conjunto disponen positivamente al cristiano para recibir la gracia de Dios protegen del mal, disponen para crecer en la vida espiritual y para servir en la misión de la Iglesia. Son actos salvadores, porque son acciones que salvan al hombre de situaciones concretas, llenándolo de la fuerza del amor, fruto de la muerte y resurrección de Cristo. Abarcan toda la vida del hombre en sus puntos más significativos.

Bautismo (Mt. 28, 19)
Perdona el pecado original y otros pecados; nos descubre como hijos de Dios, hermanos en Cristo Templo del Espíritu Santo, miembros de la Iglesia y herederos del cielo, nos capacita para recibir los demás sacramentos.

Confirmación (Lc. 24, 48)
 Confiere la efusión plena del Espíritu Santo, nos conforma con más con Cristo, nos hace crecer en la gracia del Bautismo, fortalece al alma con los dones de Espíritu Santo y nos concede fuerza especial para ser testigos de la fe cristiana.

Eucaristía (Lc. 22, 14 - 20)
Los otros sacramentos son canales, la Eucaristía es la misma gracia porque en la Hostia consagrada esta realmente presente Jesucristo como un sacrificio de redención y un banquete de amor. La Eucaristía es la fuente y la cima de toda la vida cristiana.

Confesión (Jn. 20, 22)
Dios perdona los pecados por medio del ministro de la Iglesia a los que estén sinceramente arrepentidos y quieran mejorar su vida conviene confesarse con frecuencia cumpliendo los siguientes requisitos: examen de conciencia, contrición, confesión de los pecados, propósito de enmendarse y cumplir la penitencia.

Unción de los enfermos (St. 5, 14)
Se unge con el óleo al enfermo en la frente y en las manos, acompañado de una oración litúrgica, confiere la gracia del consuelo de la  paz y da fortaleza para vencer las dificultades propias de la enfermedad.

Orden Sagrado (Lc. 22, 19)
 El sacerdocio fue instituido por Jesús en la última cena donde les dio a los apóstoles y sus sucesores la potestad de consagrar su cuerpo y su sangre. El sacerdote es un servidor de los hombres, comunica las gracias y los beneficios de Dios.
Matrimonio (Mt 19, 6)
Barón y mujer se unen como esposos, buscan el bien entre ellos, viven en mutua fidelidad y procrean a los hijos, para que viviendo una vida cristiana alcancen la salvación.  

b) Son actos salvadores de Cristo porque Él es el verdadero autor, he aquí el valor del sacramento. Es Cristo quien bautiza, perdona los pecados o comunica el Espíritu Santo. Recibir un sacramento es encontrarse personalmente con Cristo que salva.

c). Son actos que la Iglesia comunica porque fueron entregados a la Iglesia por Cristo para que los administrara a los hombres. Por lo que el sacramento debe administrarse conforme a lo establecido por la Iglesia y según sus intenciones.

d) Son signos sensibles, porque el hombre necesita algo material para convencerse, darse cuenta, sentir la presencia de Dios. San Pablo nos lo recuerda " Si bien no se puede ver a Dios, podemos, sin embargo desde que él hizo el mundo, contemplarlo a través de sus obras y entender por ellas que él es eterno, poderoso y que es Dios" (Rm 1,20) Jesucristo al instituir los sacramentos, tuvo presente esta necesidad que tiene el hombre de llegar a lo invisible a través de lo sensible.






LA VIRGEN MARIA EN LA HISTORIA DE SALVACION

CONOCIMIENTO DE MARIA

"Por tanto, el Señor mismo les dará esta señal: Una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y Le pondrá por nombre Emmanuel (Dios con nosotros)”
(Is 7, 14)

Para realizar la reconciliación de los hombres, Dios preparó a una mujer, llenándola de gracias especiales para que fuera la Madre del Emanuel, del Redentor del mundo. La libró del pecado original y de todo pecado, desde el primer momento de su existencia y siempre fue santísima. Esa Mujer, María, sería la Madre de Dios y por ello, auténtica Madre nuestra.

Ella fue anunciada desde antes de su concepción, el Antiguo testamento la profetiza en varias ocasiones, aquí algunas de esas citas que comienzan hablar de ella:

Génesis 3,15: La primera profecía referente a María se encuentra en el mismo comienzo del Libro del Génesis: “Enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu linaje y su linaje; él te pisará la cabeza mientras acechas tú su talón.” Dado que se admite comúnmente que el juicio divino se dirige no tanto contra la serpiente como animal si no contra el causante del pecado, la descendencia de la serpiente hace referencia a los seguidores de la serpiente, la "progenie de víboras", la "generación de víboras", aquellos cuyo padre es el diablo, los hijos del mal.

Isaías 7,1,17: La segunda profecía referente a María se encuentra en Isaías 7,1-17. "El Señor mismo va a daros una señal. He aquí que una virgen está encinta y va a dar a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel. debemos limitarnos aquí a la prueba evidente de que la virgen mencionada por el profeta es María, la Madre de Cristo. La argumentación se basa en las premisas de que la virgen mencionada por el profeta es la madre de Emmanuel, y que Emmanuel es Cristo. La relación de la virgen con Emmanuel está claramente expresada en las palabras inspiradas; las mismas indican, asimismo, la identidad de Emmanuel con Cristo.

Un día Dios envió al Arcángel Gabriel a la ciudad de Nazaret, a la Virgen María, que estaba desposada con San José. La saludó llamándola "llena de gracia", y le expuso el Plan de Dios: Ella sería la Madre del Salvador por obra del Espíritu Santo, porque para Dios nada hay imposible.
La Virgen María aceptó de inmediato el plan de Dios, diciendo: "He aquí la sierva del Señor, hágase en mi según tu palabra"(Lc 1,38). En aquel mismo momento, se hizo Hombre la segunda Persona de la Santísima Trinidad, sin dejar de ser Dios.

La Santísima Virgen María es la Nueva Eva, la Mujer perfecta, llena de gracia y virtudes, Madre de Dios y madre nuestra, Decimos que la Virgen María es madre nuestra porque, por su obediencia, se convirtió en la nueva Eva, madre de los vivientes; además, porque es Madre de Jesucristo, con quien estamos unidos por la gracia, formando un solo Cuerpo Místico.

La Santísima Virgen María ocupa en la redención el lugar de Cooperadora de la Redención, porque colaboró con su fe y su obediencia libres a la reconciliación de los hombres. Por deseo explícito del Señor Jesús, que nos la señaló como Madre (Jn. 19,27), María es verdaderamente Madre de todos los cristianos, quienes realizan su peregrinación terrena bajo los tiernos cuidados maternales y la compañía de María.
La maternidad espiritual de María Mientras Jesús colgaba en la Cruz, "Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Clopás, y María Magdalena. Jesús, viendo a su Madre y al discípulo a quien amaba, que estaba allí, dijo a su Madre: Mujer, he ahí tienes a tu hijo. Luego dice al discípulo: Ahí tienes a tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa". (Juan 19,25-27). El oscurecimiento del sol y los otros fenómenos naturales extraordinarios deben haber asustado a los enemigos del Señor lo suficiente como para que no interfirieran con su madre y con los pocos amigos que permanecían al pie de la cruz. Entre tanto, Jesús había orado por sus enemigos y le había prometido el perdón al ladrón penitente; al llegar ese momento, Él tuvo compasión de su desolada madre, y aseguró su porvenir. Si San José hubiera estado vivo, o si María hubiera sido la madre de aquellos que son llamados hermanos o hermanas de Nuestro Señor en los Evangelios, tal medida no hubiera sido necesaria. Jesús utiliza el mismo título respetuoso con el que se había dirigido a su madre en las fiestas de las bodas de Caná. Ahora Él le confía a María a Juan como su madre, y desea que María considere a Juan como su hijo.

María en el Nuevo Testamento despúes de la ascensión de Jesús

Apocalipsis 12,1-6 En el Apocalipsis (12,1-6) aparece un pasaje singularmente aplicable a Nuestra Bienaventurada Madre: “Una gran señal apareció en el cielo: una Mujer, vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza; está encinta, y grita con los dolores del parto y con el tormento de dar a luz. Y apareció otra señal en el cielo: un gran dragón rojo, con siete cabezas y diez cuernos, y sobre sus cabezas siete diademas. Su cola arrastra la tercera parte de las estrellas del cielo y las precipitó sobre la tierra. El dragón se detuvo delante de la Mujer que iba a dar a luz, para devorar a su Hijo en cuanto lo diera a luz. La mujer dio a luz un Hijo varón, el que ha de regir a todas las naciones con cetro de hierro; y su hijo fue arrebatado hasta Dios y hasta su trono. Y la mujer huyó al desierto, donde tiene un lugar preparado por Dios”
 La aplicabilidad de este pasaje a María se basa en las siguientes consideraciones:
-Al menos parte de los versos se refieren a la madre cuyo hijo va a gobernar las naciones con vara de hierro; según el Sal. 2.9, éste es el Hijo de Dios, Jesucristo, cuya madre es María.
-Fue el hijo de María quien "fue llevado ante Dios, y a su trono" en el momento de su Ascensión a los cielos.
-El dragón, o el diablo del Paraíso Terrenal (cf. Apoc. 12,9; 20,2), se esfuerza por devorar al Hijo de María desde el primer momento de su nacimiento, al despertar los celos de Herodes y, más tarde, la enemistad de los judíos.
-Debido a sus indecibles privilegios, María puede ser descrita perfectamente como "vestida de sol, con la luna bajo sus pies, y sobre la cabeza una corona de doce estrellas".

Por ello el pasaje del Apocalipsis (12,5-6) no se refiere a María como una mera adaptación, sino que se aplica a ella en un sentido verdaderamente literal que parece estar parcialmente limitado a ella y parcialmente extendido a toda la Iglesia..

DOGMAS MARIANOS

Antes de todo un en la doctrina católica, un dogma es una verdad revelada definida por la Iglesia Católica. La entiende como una verdad perteneciente al campo de la fe o de la moral, revelada por Dios y transmitida desde los Apóstoles a través de la Escritura o de la Tradición, y propuesta por la Iglesia para su aceptación por parte de los fieles, respecto a la Virgen María, La Jerarquía de la Iglesia habla de cuatro dogmas irrefutables sobre la virgen Maria:

1. El dogma de la MATERNIDAD DIVINA se refiere a que la Virgen María es verdadera Madre de Dios. El Concilio de Efeso, del año 431, siendo Papa San Clementino I (422-432) definió:
"Si alguno no confesare que el Emmanuel (Cristo) es verdaderamente Dios, y que por tanto, la Santísima Virgen es Madre de Dios, porque parió según la carne al Verbo de Dios hecho carne, sea anatema."

2. El Dogma de la Inmaculada Concepción establece que María fue concebida sin mancha de pecado original. El dogma fue proclamado por el Papa Pío IX, el 8 de diciembre de 1854, en la Bula Ineffabilis Deus.
"Declaramos, pronunciamos y definimos que la doctrina que sostiene que la Santísima Virgen María, en el primer instante de su concepción, fue por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente en previsión de los méritos de Cristo Jesús, Salvador del genero humano, preservada inmune de toda mancha de culpa original, ha sido revelada por Dios, por tanto, debe ser firme y constantemente creída por todos los fieles."

3. El dogma de la Perpetua Virginidad se refiere a que María fue Virgen antes, durante y perpetuamente después del parto.
"Ella es la Virgen que concebirá y dará a luz un Hijo cuyo nombre será Emanuel" (Cf. Is., 7, 14; Miq., 5, 2-3; Mt., 1, 22-23) (Const. Dogmática Lumen Gentium, 55 - Concilio Vaticano II).
"La profundización de la fe en la maternidad virginal ha llevado a la Iglesia a confesar la virginidad real y perpetua de María incluso en el parto del Hijo de Dios hecho hombre. En efecto, el nacimiento de Cristo "lejos de disminuir consagró la integridad virginal" de su madre. La liturgia de la Iglesia celebra a María como la 'Aeiparthenos', la 'siempre-virgen'." (499 - catecismo de la Iglesia Católica)

4. El dogma de la Asunción se refiere a que la Madre de Dios, luego de su vida terrena fue elevada en cuerpo y alma a la gloria celestial.
Este Dogma fue proclamado por el Papa Pío XII, el 1º de noviembre de 1950, en la Constitución Munificentisimus Deus:
"Después de elevar a Dios muchas y reiteradas preces y de invocar la luz del Espíritu de la Verdad, para gloria de Dios omnipotente, que otorgó a la Virgen María su peculiar benevolencia; para honor de su Hijo, Rey inmortal de los siglos y vencedor del pecado y de la muerte; para aumentar la gloria de la misma augusta Madre y para gozo y alegría de toda la Iglesia, con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, de los bienaventurados apóstoles Pedro y Pablo y con la nuestra, pronunciamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado que La Inmaculada Madre de Dios y siempre Virgen María, terminado el curso de su vida terrenal, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria del cielo".

Madre de la Iglesia y Madre de los hombres.
La Virgen no puede ser objeto de culto de adoración o latría (la adoración sólo corresponde a Dios). Pero sí se honra a la Virgen de una manera especial, a la que la Iglesia llama "hiperdulía" que es una veneración mayor a la que se da a los santos del cielo, ellos son objeto de culto de "dulía" o veneración.

APARICIONES MARIANAS
En el catolicismo, las apariciones marianas son las manifestaciones de la Bienaventurada Virgen María –también llamadas mariofanías– ante una o más personas, en un lugar y tiempo histórico determinado.. La Iglesia católica ha reconocido muy pocas, y aún éstas son consideradas "revelaciones privadas", dejando a los fieles en libertad de creer en ellas o no

La primera es la de la Virgen del Pilar al Apóstol Santiago en Zaragoza, en torno al año 40 d. C. Luego aparece la Virgen del Monte Carmelo manifestada a San Simón Stock.

LA APARICION DE LA VIRGEN DE LA MEDALLA MILAGROSA
El día 27 de noviembre de 1830, a las 5'30 de la tarde, en medio de un profundo silencio, de nuevo la Virgen se le aparece a sor Catalina Labouré, al pie del mismo altar, de pie sobre la esfera del mundo a sus plantas con un globo en las manos, y le dijo:


""ESTE GLOBO QUE VES REPRESENTA EL MUNDO ENTERO Y CADA ALMA EN PARTICULAR."

La figura de la Santísima Virgen estaba llena de tanta belleza, que yo no podría describirla.
Advertí que sus dedos se llenaban de anillos y piedras preciosas, y los rayos de luz que de ellos salían se difundían por todas partes. Se me dijo:

"ESTOS RAYOS DE LUZ SON EL SÍMBOLO DE LAS GRACIAS QUE LA SANTÍSIMA VIRGEN CONCEDE A TODOS LOS QUE SE LAS PIDEN."

Se formó un cuadro un poco ovalado alrededor de la Santísima Virgen con una inscripción con letras de oro que decía:

iOH MARÍA SIN PECADO CONCEBIDA, ROGAD POR NOSOTROS QUE RECURRIMOS A VOS!

Y la virgen Dijo:
"HAZ ACUÑAR UNA MEDALLA IGUAL A ESTE MODELO. TODAS LAS PERSONAS QUE LA LLEVEN CON CONFIANZA, COLGADA AL CUELLO, RECIBIRÁN GRANDES GRACIAS.""

En el reverso de la medalla debía colocarse la letra M y encima una cruz, añadiendo en la parte inferior dos corazones: uno coronado de espinas y otro traspasado por una espada. Símbolo de los corazones de Jesús y de María.
Una vez acuñada la medalla, y propagada profusamente, los acontecimientos dieron pruebas del origen divino de su mensaje.

María por su naturaleza es humana, pero por su obediencia a la voluntad de Dios y su humildad se encuentra gozando en cuerpo, alma, potencias, sentimientos, emociones y en todas sus dimensiones como ser humano de la felicidad eterna del cielo, que como estudiábamos antes es el gozo de disfrutar de la presencia de Dios, es la primera creatura humana, mas no será la ultima pues por su Hijo todos esperamos gozar de esa dicha. Y pese a su naturaleza humana, los ángeles fieles a Dios y los infieles aún el mismo Lucifer le deben obediencia y veneración.


 Se reza de manera especial a las 5 de la tarde del 27 de Noviembre, Fiesta de la Medalla Milagrosa, y en las necesidades urgentes, cualquier día, a esa hora.

Oh Virgen Inmaculada, sabemos que siempre y en todas partes estás dispuesta a escuchar las oraciones de tus hijos desterrados en este valle de lágrimas, pero sabemos también, que tienes días y horas en los que te complaces en esparcir más abundantemente los tesoros de tus gracias. Y bien, oh María, henos aquí postrados delante de Ti, justamente en este día y hora bendita, por Ti elegida para la manifestación de tu Medalla. Venimos a Ti, llenos de inmensa gratitud y de ilimitada confianza en esta hora por Ti tan querida, para agradecerte el gran don que nos has hecho dándonos tu imagen, a fin que sea para nosotros testimonio de afecto y prenda de protección. Te prometemos, que según tu deseo, la santa Medalla será el signo de tu presencia junto a nosotros, será nuestro libro en el cual aprenderemos a conocer, según tu consejo, cuánto nos has amado, y lo que debemos hacer para que no sean inútiles tantos sacrificios tuyos y de Tu Divino Hijo. Sí, Tu Corazón traspasado, representado en la Medalla, se apoyará siempre sobre el nuestro y lo hará palpitar al unísono con el tuyo. Lo encenderá de amor a Jesús y lo fortificará para llevar cada día la cruz detrás de Él.
Ésta es tu hora, oh María, la hora de tu bondad inagotable, de tu misericordia triunfante, la hora en la cual hiciste brotar, por medio de tu Medalla, aquel torrente de gracias y de prodigios que inundó la tierra. Haz, oh Madre, que esta hora que te recuerda la dulce conmoción de Tu Corazón, que te movió a venirnos a visitar y a traernos el remedio de tantos males, haz que esta hora sea también nuestra hora, la hora de nuestra sincera conversión, y la hora en que sean escuchados plenamente nuestros votos.
Tú, que has prometido justamente en esta hora afortunada, que grandes serían las gracias para quienes las pidiesen con confianza: vuelve benigna tu mirada a nuestras súplicas.
Nosotros te confesamos no merecer tus gracias, pero, a quién recurriremos oh María, sino a Ti, que eres nuestra Madre, en cuyas manos Dios ha puesto todas sus gracias? Ten entonces piedad de nosotros. Te lo pedimos por tu Inmaculada Concepción, y por el amor que te movió a darnos tu preciosa Medalla. Oh Consoladora de los afligidos, que ya te enterneciste por nuestras miserias, mira los males que nos oprimen.
Haz que tu Medalla derrame sobre nosotros y sobre todos nuestros seres queridos tus benéficos rayos: cure a nuestros enfermos, dé la paz a nuestras familias, nos libre de todo peligro. Lleve tu Medalla alivio al que sufre, consuelo al que llora, luz y fuerza a todos. Especialmente te pedimos por la conversión de los pecadores, particularmente de aquéllos que nos son más queridos. Recuerda que por ellos has sufrido, has rogado y has llorado. Sálvanos, oh Refugio de los pecadores, a fin de que después de haberte todos amado, invocado y servido en la tierra, podamos ir a agradecerte y alabarte eternamente en el Cielo. Amén

EL SANTO ROSARIO
La Madre de Dios, en persona, le enseñó a Sto. Domingo a rezar el rosario en el año 1208 y le dijo que propagara esta devoción y la utilizara como arma poderosa en contra de los enemigos de la Fe.
Domingo de Guzmán era un santo sacerdote español que fue al sur de Francia para convertir a los que se habían apartado de la Iglesia por la herejía albingense. Esta heregía enseñaba que existen dos dioses, uno del bien y otro del mal. El bueno creó todo lo espiritual. El malo, todo lo material. Como consecuencia, para los albingenses, todo lo material es malo. 
Domingo trabajó por años en medio de estos desventurados. Por medio de su predicación, sus oraciones y sacrificios, logró convertir a unos pocos. Pero, muy a menudo, por temor a ser ridiculizados y a pasar trabajos, los convertidos se daban por vencidos. 
La Virgen entonces acude en ayuda de Santo Domingo de Guzmán  se le apareció en la capilla. En su mano sostenía un rosario y le enseñó a Domingo a recitarlo. Dijo que lo predicara por todo el mundo, prometiéndole que muchos pecadores se convertirían y obtendrían abundantes gracias.
Domingo salió de allí lleno de celo, con el rosario en la mano. Efectivamente, lo predicó, y con gran éxito por que muchos albingenses volvieron a la fe católica. Un creciente número de hombres se unió a la obra apostólica de Domingo y, con la aprobación del Santo Padre, Domingo formó la Orden de Predicadores (mas conocidos como Dominicos). Con gran celo predicaban, enseñaban y los frutos de conversión crecían. A medida que la orden crecía, se extendieron a diferentes países como misioneros para la gloria de Dios y de la Virgen.
Desde el principio de la Iglesia, los cristianos rezan los salmos como lo hacen los judíos. Mas tarde, en muchos de los monasterios se rezan los 150 salmos cada día. Los laicos devotos no podían rezar tanto pero querían según sus posibilidades imitar a los monjes. Ya en el siglo IX había en Irlanda la costumbre de hacer nudos en un cordel para contar, en vez de los salmos, las Ave Marias. Los misioneros de Irlanda mas tarde propagaron la costumbre en Europa y hubieron varios desarrollos con el tiempo.
El rosario se mantuvo como la oración predilecta durante casi dos siglos. Cuando la devoción empezó a disminuir, la Virgen se apareció a Alano de la Rupe y le dijo que reviviera dicha devoción. La Virgen le dijo también que se necesitarían volúmenes inmensos para registrar todos los milagros logrados por medio del rosario y reiteró las promesas dadas a Sto. Domingo referentes al rosario.
Promesas de Nuestra Señora, Reina del Rosario, tomadas de los escritos del Beato Alano:
1. Quien rece constantemente mi Rosario, recibirá cualquier gracia que me pida.
2. Prometo mi especialísima protección y grandes beneficios a los que devotamente recen mi Rosario.
3. El Rosario es el escudo contra el infierno, destruye el vicio, libra de los pecados y abate las herejías.
4. El Rosario hace germinar las virtudes para que las almas consigan la misericordia divina. Sustituye en el corazón de los hombres el amor del mundo con el amor de Dios y los eleva a desear las cosas celestiales y eternas.
5. El alma que se me encomiende por el Rosario no perecerá.
6. El que con devoción rece mi Rosario, considerando sus sagrados misterios, no se verá oprimido por la desgracia, ni morirá de muerte desgraciada, se convertirá si es pecador, perseverará en gracia si es justo y, en todo caso será admitido a la vida eterna.
7. Los verdaderos devotos de mi Rosario no morirán sin los Sacramentos.
8. Todos los que rezan mi Rosario tendrán en vida y en muerte la luz y la plenitud de la gracia y serán partícipes de los méritos bienaventurados.
9. Libraré bien pronto del Purgatorio a las almas devotas a mi Rosario.
10. Los hijos de mi Rosario gozarán en el cielo de una gloria singular.
11. Todo cuanto se pida por medio del Rosario se alcanzará prontamente.
12. Socorreré en sus necesidades a los que propaguen mi Rosario.
13. He solicitado a mi Hijo la gracia de que todos los cofrades y devotos tengan en vida y en muerte como hermanos a todos los bienaventurados de la corte celestial.
14. Los que rezan Rosario son todos hijos míos muy amados y hermanos de mi Unigénito Jesús.
15. La devoción al Santo rosario es una señal manifiesta de predestinación de gloria.

El Papa dominico, San Pío V (1566 - 1572) dio el encargo a su congregación de propagar el santo rosario.  Muchos Papas han sido grandes devotos del rosario y lo han propagado con profunda convicción y confianza.
Su Santidad León XIII escribió doce encíclicas referentes al rosario.  Insistió en el rezo del rosario en familia, consagró el mes de octubre al rosario e insertó el título de "Reina del Santísimo Rosario" en la Letanía de la Virgen. Por todo esto mereció el título de "El Papa del Rosario"
Todos los Papas del siglo XX han sido muy devotos del Santo Rosario.Su Santidad Juan Pablo II nos insiste en el rezo del Santo Rosario. “Recen en familia, en grupos. Recen en privado. Inviten a todos a rezar. No tengan miedo de compartir la fe. Nada mas importante. El mundo está en crisis. Nuestras fuerzas humanas no son suficientes. La victoria vendrá una vez mas por la Virgen María. Es la victoria de su Hijo, el Señor Rey del Universo: Jesucristo.”
Su fiesta fue instituida por el Papa san Pío V el 7 de Octubre, aniversario de la victoria obtenida por los cristianos en la Batalla naval de Lepanto (1571), atribuida a la Madre de Dios, invocada por la oración del rosario. La celebración de este día es una invitación para todos a meditar los misterios de Cristo, en compañía de la Virgen María, que estuvo asociada de un modo especialísimo a la encarnación, la pasión y la gloria de la resurrección del Hijo de Dios.

BENDICIONES DEL ROSARIO


1. Los pecadores obtienen el perdón.
2. Las almas sedientas se sacian.
3. Los que están atados ven sus lazos desechos.
4. Los que lloran hallan alegría.
5. Los que son tentados hallan tranquilidad.
6. Los pobres son socorridos.
7. Los religiosos son reformados.
8. Los ignorantes son instruidos.
9. Los vivos triunfan sobre la vanidad.
10. Los muertos alcanzan la misericordia por vía de sufragios.


BENEFICIOS DEL ROSARIO


1. Nos otorga gradualmente un conocimiento completo de Jesucristo.
2. Purifica nuestras almas, lavando nuestras culpas.
3. Nos da la victoria sobre nuestros enemigos.
4. Nos facilita practicar la virtud.
5. Nos enciende el amor a Nuestro Señor.
6. Nos enriquece con gracias y méritos.
7. Nos provee con lo necesario para pagar nuestras deudas a Dios y a nuestros familiares cercanos, y finalmente, se obtiene toda clase de gracia de nuestro Dios todopoderoso.



El Rosario "es una conversación con María que, igualmente, nos conduce a la intimidad con su Hijo". La vida de Jesús, por medio de la Virgen, se hace vida también en nosotros, y aprendemos a amar a nuestra Madre del Cielo:
Tú que esta devoción supones monótona y cansada, y no la rezas
porque siempre repite iguales sones, tú no entiendes de amores y tristezas:
¿qué pobre se cansó de pedir dones, qué enamorado de decir ternezas?

Todos podemos y debemos rezar diariamente el Santo Rosario: El rezo del Rosario nos acerca a Dios. El Rosario nos relata la vida de nuestro Señor Jesucristo y de su Madre la Santísima Virgen María. Mientras desgranamos las cuentas del Rosario contemplemos con sencillez evangélica las alegrías, los dolores y las glorias de Jesús y de María. La meditación de los misterios del Rosario debe llevarnos a imitar las virtudes que contemplamos y a sacar de los misterios enseñanzas y propósitos de mejorar nuestra vida según las normas del Evangelio, cumpliendo fielmente los Mandamientos.

La Virgen en San Nicolás nos pide rezar el Santo Rosario diariamente por las siguientes intenciones:
“QUE EL SEÑOR TENGA MISERICORDIA CON EL MUNDO ENTERO, Y QUE EL MUNDO ENTERO RESPONDA A SU LLAMADO DE CONVERSIÓN, QUE EL HOMBRE SE ENTREGUE TOTALMENTE A DIOS Y QUE NO DEJE PASAR ESTE MOMENTO TAN ESPECIAL”. “Y POR LA PAZ DEL MUNDO”.
RUMBO A LA CONSAGRACION TOTAL!!
Consagrarse a María significa ponernos en sus manos, a su servicio y disposición. Y Ella nos guiará hacia Jesús. Consagrarnos a Ella significa dejarse llevar sin condiciones, sabiendo que Ella conoce mejor el camino y que podemos dormir tranquilos en sus brazos de madre. Consagrarse a María significa vivir permanentemente en su Inmaculado Corazón, dentro del Corazón divino de Jesús. Es dejar que Ella actúe por medio de nosotros. Es como prestarle nuestra lengua para que hable por nosotros y nuestro corazón para que ame a los demás por nuestro medio. En una palabra, es vivir en unión total con María para que podamos llegar a decir: Ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí por medio de María. Por eso, un consagrado a María debe confiar plenamente en Ella y dejarse llevar por Ella sin condiciones.
Padre Ángel Peña, O.A.R.
«Esta devoción consiste en darse por entero a la Santísima Virgen, para ser enteramente de Jesucristo por Ella» . «Ella consiste en darse por entero en calidad de esclavo a María, y a Jesús por Ella» .
San Luis Maria Grignont de Montfort

Que es dar?, esta palabra es sencilla. Un niño de seis años la comprende. Pero es de la mayor importancia entenderla bien aquí. A veces se le ha dado un significado tan disminuido, que quedaba comprometida la esencia misma de la santa esclavitud:  Nos damos a Jesús por María. Dar no es pedir.
Es profundamente lamentable que la mayoría de los cristianos no vean en la devoción a la Santísima Virgen más que una cosa: pedirle su auxilio, particularmente en las horas más difíciles.Sin duda podemos y, en cierto sentido, debemos, según el consejo de Montfort mismo, «implorar la ayuda de nuestra buena Madre en todo tiempo, en todo lugar y en toda cosa» . Somos niños pequeños, y los niñitos tienen siempre la palabra «mamá» en la boca. Pero si nos detenemos ahí, estamos lejos de practicar la devoción mariana perfecta. Devoción significa entrega, pertenencia, y el nombre de hiperdulía, consagrado por la Iglesia para el culto de Nuestra Señora, significa dependencia, servidumbre.

Dar no es tampoco confiar en depósito. Cuando confío una suma de dinero a alguien, ese dinero sigue siendo mío. Aquel a quien se lo confío no recibe, de suyo, ningún provecho, sino sólo deber y preo­cupaciones.  Muy distinto es cuando yo doy un regalo a alguno de mis amigos. Ese objeto, en adelante, pasa a ser suyo, de modo que puede disponer de él como guste. La donación, en sí misma, va toda en provecho del donatario, es decir, de aquel a quien se hace, y no del donante, esto es, de aquel que da.

Le damos algo a alguien desde el momento en que le reconocemos, libremente y sin obligación de devolución, el derecho de propiedad sobre una cosa que está en nuestra posesión. Por lo tanto, me doy enteramente a Nuestra Señora cuando le reconozco un derecho de propiedad sobre lo que soy y sobre lo que poseo.

 Está claro que la santísima Madre de Dios tan sólo podrá ejercer ese derecho de propiedad según la naturaleza de lo que le ha sido cedido. Ella podrá transferir a otros, si lo quiere, mis bienes temporales. Al contrario, mi cuerpo y mi alma, mis sentidos y mis facultades, en el orden natural, son bienes intransferibles, que no pueden ser comunicados a otros.

Nuestra perfecta Consagración a la Santísima Virgen es una verdadera donación: significa entregarse como propiedad a Nuestra Señora, reconocerle un verdadero derecho de propiedad sobre todo cuanto somos y todo cuanto tenemos.     Además de lo que se requiere para todo acto verdaderamente humano, a saber, conocimiento y voluntad libre, esta donación, para realizar la esencia de la santa esclavitud, ha de estar revestido de tres cualidades indispensables: debe ser total y universal, definitiva y eterna, y desinteresada o hecha por amor.   En nuestra consagración, pues, se respeta y se realiza plenamente nuestra pertenencia a Jesús. En la vida de unión, que tratamos de llevar como consecuencia de esta donación, el Maestro conserva plenamente el lugar único que le corresponde en nuestra vida.


COMPROMISOS DEL CONSAGRADO

-Vivimos nuestra consagración por medio de las prácticas interiores: «Hacer todas las acciones por María, con María, en María y para María». Pero nuestro Padre nos hace observar que es «a fin de hacerlas más perfectamente por Jesucristo, con Jesucristo, en Jesucristo y para Jesucristo» .
-No sólo la verdadera Devoción puede y debe ir acompañada de la vida de unión con Cristo, sino también que por los actos directos de amor y de veneración a la Santísima Virgen honramos, amamos y servimos al adorable Jesús, nuestro Salvador y Señor.
-El rezo del santo Rosario de ser posible todos los días, o por lo menos varias veces a la semana
-La participación en la Santa Misa, mínimo los domingos
-Renovar la consagración todos los sábados y los 27 de cada mes (rezar el rosario y hacer la oración de consgración)
-Propagar la devoción del santo Rosario
-Seguir preparándose y formándose en el conocimiento de la doctrina Católica
PROMESAS DE MARIA AL CONSAGRADO
Este Mensaje enuncia lo que podríamos llamar la gran promesa de María:
- Esto digo a mis hijos de todo el universo: Volcaos a Mi Corazón y desde allí viviréis con toda docilidad al Señor.
Desde Mi Corazón lo amaréis; desde Mi Corazón, lograréis fidelidad hacia Él; desde Mi Corazón llegaréis a su Sagrado Corazón.

Gloria al Todopoderoso. (M. 1369)
- María promete liberar al Consagrado del demonio y le garantiza la vida eterna:
(M, 275): A todos mis hijos que se Consagren a vuestra Madre, os digo: Mi Corazón recibe gozoso esa entrega, ese amor que ofrecéis porque son almas que se salvan de las garras del mal mereciendo la Gloria Eterna, la Gloria del Señor.
- María promete la libertad interior, el crecimiento y la renovación espiritual, su Corazón de Madre y el amor total a Jesús:
(M. 939): La Consagración no quita la libertad del cristiano, no lo anula, sino que lo hace crecer interiormente, hace que el espíritu se renueve día a día, se introduzca en Mi Corazón y se alimente completamente de Él. De esta manera se llega a amar a Jesús en forma total, sólo por medio de Mi Corazón.
Mi Corazón da y exige, más no exige lo imposible.

- María ofrece al Consagrado el vínculo que lo une a Su Corazón y una particular atención:
(M, 973): Que la Consagración, sea el vínculo que una vuestro corazón con el Mío.
Cada hijo necesita una particular atención de la Madre.

- María asegura que el Consagrado fiel jamás será abandonado por Dios:
(M.1042): Deben obrar de manera que Dios, siempre habite en ellos y no se verán por Él, jamás abandonados.

- María se compromete a conducir al Consagrado por el camino de la fidelidad al Señor.
(M. 1 223): Quieran mis hijos, ser totalmente Míos; eso hará que sean fieles al Señor, porque Yo, los conduciré a Él.

-María se ofrece a sus hijos como auxilio y protección y ofreciendo al humilde introducirlo en Su Corazón.
(M. 1242): Como Auxilio de los Cristianos, quiero rescatar a mis hijos, pidiéndoles la conversión y luego la Consagración a Mi Corazón de Madre.
Yo les digo: Responderé a vuestra Consagración con Mi Protección, es decir, os defenderé de toda adversión.
Haceos pequeños e interiormente humildes y entraréis en Mi Corazón.

-María promete ser para sus hijos refugio y consuelo y los conducirá con especial ternura:
(M.1305): En la Consagración, el hijo se entrega a la Madre y Ella a su vez, será su Refugio y su Consuelo, porque es el Arca, donde los hijos depositan el corazón.
Responded a Mi llamado, responded a Mi pedido, veréis que tiernamente seréis conducidos por Mí.
El texto de Jeremías 24,7 señala: “Les daré un corazón para que me conozcan a Mí, que soy el Señor. Ellos serán mi pueblo y Yo seré su Dios, porque volverán a Mí de todo corazón”.
Y agrega el mensaje en su parte final:
(M. 1337): “Benditos sean mis hijos por Consagrar su corazón a María”.
“La Consagración irá directamente al corazón de María y Ella hace promesas concretas de unión con su Hijo a quien se dirige con amor y con la oración constante del Rosario”.

(M. 1426): Esa Consagración, que no requiere papeles ni fórmulas, porque esa Consagración irá directamente a Mi Corazón: será única y exclusivamente para Mi Corazón y será recibida por Mi Corazón.
Debéis tener amor y devoción a María; oración constante del Santo Rosario y participación diaria en la Santa Eucaristía.
En el amor a la Madre, hallaréis al Amor del Hijo; en la oración a la Madre, estaréis en unión con el Hijo y en la Santa Eucaristía, os encontraréis con el Hijo.
El mensaje nos invita a pertenecer a la Madre Y al Hijo, y la luz de María quitará toda oscuridad en el camino:

(M. 1534): Deben saber mis hijos, que los llamo a la Consagración, porque siendo Consagrados a Mi Corazón, pertenecen a la Madre y al Hijo. Mi Luz quitará toda oscuridad y ayudará a mis hijos, a caminar el Camino que el Señor, ha establecido.



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