Mt 26,41
Uno de
los grandes logros que ha tenido el enemigo del género humano ha sido el pasar
desapercibido, no sin razón se compara con la serpiente, sinónimo de sigilo y astucia,
pues ataca sin ser reconocido. Muchas de las cosas, problemas y situaciones por
las que pasan las personas son el resultado de acciones que el demonio procura
en contra del género humano.
El más grande deseo de Dios es que los seres
humanos sean felices, y es precisamente la felicidad el punto neurálgico que el
maligno ataca, dañar y destruir la felicidad, hundir en la tristeza, la
desesperación y el dolor, por eso se vale de idiotas útiles, quienes en
intentos desesperados lo buscan, y el demonio aprovecha tal situación para
lograr su cometido.
¿De dónde proviene entonces la prueba,
la tristeza y la angustia?, ¿acaso Dios prueba a los seres humanos para que pasemos
por dificultades?, el apóstol Santiago nos dice en su carta: “Ninguno, cuando sea probado, diga: «Es Dios
quien me prueba»; porque Dios ni es probado por el mal ni prueba a nadie. Sino
que cada uno es probado por su propia concupiscencia” aún así, antes ha
dicho: “¡Feliz el hombre que soporta la
prueba! Superada la prueba, recibirá la corona de la vida que ha prometido el
Señor a los que le aman.” (Santiago 1, 12-13)
¿Es designio de Dios que las personas
sufran males: Es el maleficio, la brujería, la hechicería? De ninguna manera!,
es necesario aquí recordar que ángeles y hombres estamos dotados de libertad y
voluntad, unos y otros podemos elegir el camino hacia donde están orientadas
nuestras acciones y tales pueden estar encaminados a lograr y luchar por la
felicidad propia y ajena, o procurar desdichas o desastres. Frente a esas
determinaciones Dios y sus ángeles fieles, no hacen más que tratar de enderezar los pasos torcidos y proteger a sus
hijos hasta donde la voluntad de cada persona lo permita.
Conociendo el mal y sus efectos en las
personas, Dios ha provisto de entre los hombres y mujeres, algunos con el poder
y la misión de ayudar en la batalla contra el demonio; y son seres humanos, no
ángeles quienes en nombre de Jesús reprenden a los malos espíritus, pues para
los demonios es más grande la humillación verse “mandados” por seres inferiores
en naturaleza pero protegidos por lo alto.
Cuando una persona descubre por sus
propios medios o por ayuda de terceros que puede estar siendo víctima de
ataques infernales debe sin ninguna duda comenzar un tratamiento que mejor
podría llamarse “lucha”, en la que no pocas veces se verá al límite de su
propia existencia.
No existe mayor daño para un soberbio
y orgulloso que el verse derrotado y humillado, fue precisamente el orgullo el
pecado de Lucifer y el de nuestros primeros padres Adán y Eva, por eso cuando
el soberbio se ve descubierto, luchará con más ahínco para tratar de sobreponer
su poder y esto lo hará hasta el último momento.
Al ser la soberbia el gran pecado, la
humildad se contrapone, es entonces la Virgen María, humilde por excelencia
quien pisa la cabeza de Satanás, a ella como mujer que comparte nuestra
naturaleza, pero superior a los ángeles tiene sobre ellos un dominio, y por ser
Madre de Dios, este la escucha de manera sorprendente, es por eso que toda
persona con problemas de este y cualquier otro tipo debe confiarse a la pura y
humilde por excelencia.
“No
tengan miedo”, lo repite 365 veces la Biblia, como si adivinará una vez por
cada día del año, no tener miedo aunque sobrevenga la oscuridad más absurda,
porque el miedo es un arma eficaz del demonio y procurará que las personas que
lo han descubierto lo sientan.
Una liberación de espíritus malignos y
no digamos, más aún de demonios, requiere de la persona victima mucha fuerza de
voluntad que como veremos más adelante, será atacada de manera frontal.
El exorcismo o liberación es una lucha
de poderes y el ser humano decidirá a quien otorgar ayuda, una persona que
sufra estos males, debe orar para pedir “discernimiento
de espíritus”, así, cuando sobrevengan pensamientos de muerte, tristeza,
desesperación, depresión o de duda frente a lo que vive, sepa si son fruto de
su sicología y libertad, o por el contrario, estrategia del maligno para alcanzar
más poder.
“CUANDO ES MAS
OSCURA ES LA NOCHE,
MAS CERCA ESTA
LA AURORA”
El primer exorcismo o liberación en
una persona está acompañado de muchísimo poder, la persona que ha vivido esta
experiencia lo comprenderá: se verá por lo menos muy feliz y radiante, se
sentirá descansada y encontrará todo a su alrededor de una luz no antes vista.
Podrá ver a las personas que ama con toda claridad y se sentirá atraída de
manera especial hacia las personas que irradian luz, mejorará sus actitudes, su
enojo disminuirá y aunque lo acompañará una natural tristeza y sentimiento de vacío,
sus fuerzas y voluntad se verán fortalecidos.
Pero no será así durante todo el
proceso, como se decía más arriba, uno orgulloso y soberbio (como lo es el
demonio) no permitirá verse vencido y humillado tan fácilmente, por eso al
abandonar a la persona irá por más ayuda para tener nuevamente el control. ¿Cómo
lo hará?,
Primero tentando a la persona para
cometa pecado y así alejarlo de la gracia, luego lo incitara a sentir
desespero, rabia y enojo contra Dios culpándole de su situación, le provocará
aberración hacia lo sagrado, si la persona a pesar de esto persiste y continua
en su proceso (porque hay que decir que el exorcismo o liberación requiere de
varias sesiones ya sea con un sacerdote o con un ministro que tenga la
autoridad) entonces el mal se volverá más intenso, quizá Dios lo permita para
que la persona desarrolle voluntad y le busque, pero ningún mal estará por
encima de la capacidad propia de cada persona, uno de los mayores ataques para
defenderse que utiliza el maligno es confundir a la persona haciéndole creer
que todo es fruto de su mente o el resultado natural de una mala vida o
consecuencia de su pecado.
Además tratará de aislar a su víctima
procurándole que se aleje de Dios, de la Iglesia y los sacramentos.
Por eso es menester que quien ha
comenzado un proceso de liberación este acompañado de una persona que tenga
mucha fuerza espiritual, paciencia y amor por la persona infestada, para que
sea en esos momentos el bastón que levante y anime a quien se encuentra atacado
por el demonio, esta persona debe estar preparada para sufrir rechazo, el
desconsuelo y hasta el odio por parte de la persona contaminada o posesa, quien
le incitará incluso a abandonarle o condicionará su presencia tratando de
descubrirle “intenciones ocultas”, el mal espíritu le incitará para que desista
de todo tipo de ayuda, por eso se recomienda que sea un pariente muy cercano o
la pareja o un ministro con suficiente tiempo y disponibilidad.
La perseverancia ha de ser una
constante, una perseverancia que ha de estar acompañada de completo abandono en
manos de Dios, pidiendo la constante ayuda del Espíritu Santo para que no
desista.
Si el mal sufrido es inoculado por un
tercero, entonces la persona que puso el maleficio o la brujería tendrá sueños
donde el demonio le ordena hacer más aberraciones y conjuros para poder
defenderse si no lo hace entonces le amenaza con tomar su vida o volcarse con las
mismas cosas que ocasionó.
Existe además otro ataque que supera
en nivel los anteriores, este se da cuando el espíritu maligno se encuentra
especialmente debilitado y hace sus últimos esfuerzos (La debilidad del maligno
se logra gracias a la perseverancia en la oración); estos últimos ataques
consisten en inducir a la persona a constantes depresiones, desesperanza por su
futuro, anhelo de volver a estar con personas que le han hecho daño,
fuertísimas molestias físicas (migraña, asma y dolores) y el más delicado de
todos los males inducir a la muerte como la única salida a todo el dolor, hacer
pensar que nada ha valido la pena o carece de sentido para obligar así a la
persona a dejar la lucha y así pueda la fuerza maligna recobrarse.
Es necesario que quien acompaña, quien
hace el exorcismo y quienes se dedican al ministerio sean constantes en animar
y ayudar para que la persona que sufre no se deje vencer y continúe aun cuando sienta que nada tiene
sentido.
La liberación completa es un regalo maravilloso,
un don que alcanzan los que perseveran sin condiciones, los que asumen el reto
de luchar hasta el final, la persona se dará cuenta de su completa liberación
cuando experimente una fuerte sensación que supera en grado a la del primer
exorcismo y liberaciones posteriores, mejorara la actitud de su rostro, sentirá
como un gran peso la deja, se sentirá liviana, su aspecto mejorará y su salud
se regocijará. Eventualmente puede sentir diarrea, vomito y un sentimiento de
gran vacío que son efectos naturales del proceso vivido, le acompañarán sueños
placidos y los proyectos o aspectos de su vida hasta ese momento obstruidos
encontrarán fluir asombroso.
PERMANECER
Y PERSEVERAR
Muchas personas al verse
libres de la situación que han vivido, descontinúan la oración y la constancia
en los sacramentos poniéndose vulnerables frente a represalias del demonio, “Cuando el espíritu impuro sale de un hombre, vaga por lugares desiertos
en busca de reposo, y al no encontrarlo, piensa: “Volveré a mi casa, de donde salí”.
Cuando llega, la encuentra vacía, barrida y ordenada. Entonces va a buscar a
otros siete espíritus peores que él; vienen y se instalan allí. Y al final, ese
hombre se encuentra peor que al principio.» (Mt 12, 43-45) una persona constante en la oración no
tendrá que temer, pues aunque el demonio busque su caída, es más fuerte el
poder de Dios que lo cuida aunque traten de hacerle daño y no solo desde lo
espiritual, pues todo plan para destruir a la persona se nulificará y
destruirá.
Y aunque la lucha haya terminado,
continua la restitución, el perdón y el testimonio para atraer a más personas a
la misericordia de Dios.
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